Soy una persona discreta y no me gusta nada contar mi vida, pero como la decisión que tomé hace dos semanas fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, y estoy muy emocionada, y no quepo en mí de felicidad, pues me gustaría contarle esto a alguien. De antemano advierto que puede que les parezca una tontería sensiblera y a lo mejor piensan que no es para tanto. Bueno, están en su derecho de creerlo y a lo mejor es cierto, pero me da igual: yo lo cuento. Al grano: he recuperado mi contacto con mi tío, el hermano de mi madre, al cual no veía y con el cual no hablaba desde que tenía catorce años. Eso fue hace quince.
Lo dicho, no es que sea un culebrón interesante. No es que haya descubierto que mi tío es mi padre, o que mi madre está viva, o algo de eso, pero es mi tío favorito, y en mi adolescencia éramos uña y carne. Voy a añadirle un poco de emoción al asunto: yo no sabía dónde estaba porque, por culpa de una fuerte disputa que no viene al caso, él y mi madre dejaron de hablarse, y perdieron todo el contacto. Investigué, pregunté y, finalmente di con él. Vive en Brasil, amigos, imagínense. De inmediato procedí a escribirle una carta y a enviar paquete a Brasil, ya que estaba.
El paquete es un regalo que no voy a comentar aquí porque es una cuestión personal que él ya entenderá. Lo que sí importa es que solicité un envío de paquete FedEx para que llegase más rápido. ¡Y llegó enseguida! Y me respondió casi en el acto, también mediante correo urgente y con otro envío de paquete, una respuesta a mi regalo simbólico que yo también entendí enseguida. Fue maravilloso y, repito, la mejor decisión que he tomado en mi vida. |