Cuando tenía el ordenador viejo, me daba mucha pereza buscar aplicaciones nuevas y software interesante, porque, de verdad, era tan, tan viejo, que me iba fatal. El sistema operativo fallaba constantemente, iba todo muy lento, se me quedaba congelado, se me apagaba en multitud de ocasiones... Así que, nada, era totalmente imposible hacer cualquier cosa. Hace dos semanas, no obstante, quise tirar la casa por la ventana. Trabajo, tengo un buen sueldo y era mi cumpleaños, así que, qué narices: salí a la calle, me recorrí las tiendas de informática y me compré un ordenador nuevo íntegro, teclado y ratón incluido.
Me parece que la emoción de la compra me duró días enteros, y todavía quedan restos residuales. Es que vamos a ver, llevaba diez años con el mismo ordenador cochambroso. ¡Diez! Ahora, sí que tenía ganas de conseguir programas nuevos y de mejorarlo cuanto pueda. De hecho, mi primera mejora fue la de OneDrive, una aplicación que me permite acceder a toda clase de archivos que obtenga desde cualquier parte. Esto es muy útil porque, constantemente, estoy buscando descargar música para poder ponerla en mi iPod, y luego lo que me gustaría hacer es conservarla.
Pero, claro, con tan poco espacio que tenía antes, eso era imposible: tenía que borrar la música o, directamente, guardarla en cds o pendrives (no tengo disco duro externo). Lo mismo me pasaba a la hora de descargar vídeos, que también hago mucho, sobre todo para ver episodios de series que no han sido licenciadas en España. En fin, ha sido un cambio agradable, esa aplicación; y, como esa, conseguiré muchas más. Eso sí, por ahora no tengo prisa, me gusta disfrutar de lo que voy consiguiendo sin saturarme de cosas nuevas, así lo disfruto más y la experiencia es más duradera. Iré pensando qué programa quiero conseguir la próxima vez, tal vez algún editor de textos... |