A veces pasan cosas que te cambian completamente el humor y el estado de ánimo. Cuando una persona dice lo que yo acabo de escribir, generalmente es para explicar cómo su buen humor se convirtió en mal humor y cómo pasó enseguida de la alegría a la tristeza. Yo no voy a hacer eso, sino todo lo contrario: les voy a contar cómo, hace días, pasé de tener un cabreo monumental a sonreír y tranquilizarme. ¿El lugar de los hechos? Una biblioteca, la universitaria. ¿La cosa en conflicto? Una autocaravana de un tipo bastante extraño al que no había visto en mi vida.
Verán, cuando me tomo la molestia de desplazarme hasta la biblioteca para estudiar, es decir, de vestirme y coger el transporte público cuando podría quedarme en mi casa, es porque busco silencio absoluto y, por lo tanto, mucha concentración. Una vez dicho eso, imagínense cómo me sentí cuando, de repente, un vehículo se detuvo, en el exterior, junto a la ventana al lado de la cual yo estaba sentada dentro. Y no se paró a secas, sino que el dueño tenía la música a tope, una música malísima, y no parecía tener intención de quitarla. Aguanté diez minutos como pude, pero, acto seguido, tuve que salir para echarle un rapapolvo.
Y, curiosamente, en cuanto tuve la caravana frente a mí, se me pasó el cabreo. Era preciosa. El tipo y yo acabamos hablando y me contó que se la había comprado en un sitio de alquiler de autocaravanas en Palencia; y, en concreto, de alquiler de autocaravanas en Villamediana. Como yo siempre me había planteado buscar un sitio de alquiler de caravanas en Palencia para irme de vacaciones de carretera con mis amigos, me informé a fondo; y al final, nos hicimos amigos. Eso sí, le pedí amablemente que parase la música y eso hizo. Pude estudiar con mucha calma. |