Mi hija es la persona más despistada que he conocido mucho, y por favor, no insinúen que de alguien ha tenido que heredar los genes. Yo nunca fui, ni soy, como ella; siempre he sido una persona muy organizada, tengo cada cosa en su lugar y llevo al día las cuentas de la casa, debidamente ordenadas, al igual que cualquier otro documento importante. Si no fuera por mí, mi marido no sobreviviría. ¿Lo ven? Sí que es genético, pero no por mi parte. Tengo clarísimo que esa niña ha salido a la rama paterna, y no a la materna. Mi madre era igual de ordenada y tenía una memoria envidiable.
El caso es que siempre tengo que sacarle yo las castañas del fuego, y ya empiezo a estar harta. Figúrense, ha tenido que ir a Madrid para examinarse porque está estudiando una carrera a distancia y tiene ese pequeño inconveniente, que los exámenes los tiene que hacer en físico. Y nada más aterrizar allí, ¡se dio cuenta de que se había olvidado los apuntes en casa! Y tiene que examinarse dentro de dos días, ha ido un poco antes para adaptarse y no estar nerviosa por el cambio de ambiente. Claro está, he tenido que ser yo la que prepara un envío de paquete con los apuntes.
Es que hay que ver, ¿a quién se le ocurre? Solo espero que enviar paquete a Madrid sirva para algo. Para asegurarme de que llegue a tiempo, se lo he enviado mediante correo urgente y, encima, es un envío de paquete FedEx. Veremos si le llega. Si no, y aunque suene cruel por mi parte, dado que soy su madre, al menos habrá aprendido la lección. Tiene que aprender a responsabilizarse de sus actos sin nadie que esté ahí siempre para ayudarla. Es que, si no, ya me dirán cómo piensa conseguir un trabajo. |