Soy Guardia Civil y, aunque actualmente me encanta mi profesión y creo que es la indicada para mí, no siempre fue así. No soy distinto a mucha gente en eso, es decir, pasé por mi crisis laboral y estudiantil. Me planteé si lo que estaba haciendo con mi vida, o lo que me disponía hacer, que era sacarme las oposiciones a guardia civil, era realmente lo que quería. Sé que, desde que tengo uso de razón, siempre he querido dedicarme a algo físico. No es que no me guste estudiar, de hecho sacaba muy buenas notas en asignaturas como Filosofía; pero, de algún modo, todo lo que implicase moverse y actuar me motivaba mucho más.
Sin embargo, tenía tantas opciones que no sabía por cuál decantarme. Al principio, pensé que podría ser profesor de Educación Física, pero me di cuenta de que era algo demasiado sencillo, demasiado poco arriesgado para mí, y yo necesito pasión extra en lo mío. También me planteé dedicarme al deporte profesional, pero ninguno me llamaba especialmente, así que lo dejé. Y, finalmente, medité la opción de meterme en algún cuerpo de seguridad. El de guardia civil no era el único, claro está, sino que también estaba el trabajo de vigilantes y la Policía Nacional.
Ser policía era algo que también me atraía mucho, el temario de policía nacional era muy completo y atractivo. Sin embargo, el de guardia civil lo era todavía más, así que no me lo pensé dos veces y me lancé. Luego sobrevino ese período de crisis del que les acabo de hablar, todas esas dudas inevitables que me asaltaron; pero poco a poco remonté y, en cuanto empecé a trabajar de lo mío, me di cuenta de que no había errado en absoluto: todo eso era para mí, y ya no me veo haciendo ninguna otra cosa.
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