Y pensar que yo era de esos que pensaba que lo de enamorarse por internet era una tontería enorme... Sí, qué se le va a hacer: siempre he sido una persona tradicional en muchos aspectos, y en ese también lo soy...; bueno, lo era. Porque después de lo que me ha pasado, dudo mucho que lo vuelva a hacer. El tema es que he conocido a una chica; es española, pero está viviendo en China porque se ha ido de intercambio a otra universidad. Estudia algo relacionado con las letras, creo que Traducción e Interpretación, y está aprendiendo chino (razón lógica por la que está ahí).
Empezó todo como una especie de juego. Es decir, a mí lo que me encanta de interactuar con gente de internet es debatir sobre cualquier tema que me apasione; y ella, que tiene un carácter similar al mío, conseguía que nuestros debates durasen horas. Cuando me quise dar cuenta, éramos amigos; y antes de que pudiera preguntarme “qué pasa aquí”, ya me había enamorado de ella. Porque encima es preciosa. Ahora estamos con la tontería del envío de paquetes: ella me regala algo un mes y yo le regalo algo al mes siguiente. Lo disfrazamos de apuesta, pero lo cierto es que forma parte de nuestro particular cortejo.
¡Y cómo me late el corazón cuando salgo a comprarle un regalo y a enviar paquete a China...! ¿Sentirá ella lo mismo cuando le toca el turno, al mes siguiente, de elegir algo que me guste y luego, enviar paquete a Madrid? Espero que sí. El caso es que, a pesar de que no nos hemos declarado abiertamente, los dos hemos admitido que es adictivo hablar el uno con el otro. Todo se andará, la cosa va muy bien; y será mejor que procure ahorrar para mi primer viaje a China. Me pongo nervioso cuando pienso en ello. |