Un divorcio nunca es fácil de asumir. No al menos para quien todavía siente por la persona con la que ha compartido parte de su vida. Si hay algo doloroso en un divorcio es el hecho de tener que hacer frente a una nueva y complicada situación en su vida. Ahora habrá que reorganizarlo todo porque una separación tiene eso, que todo lo "trastoca". Cuando se tienen hijos en común y una hipoteca que pagar a medias, el problema se intensifica aún más; por ello hoy vamos a tratar de darte las claves para que tu ruptura matrimonial no resulte caótica y a ser posible se llegue a un divorcio de mutuo acuerdo.
No hay nada como entablar una conversación en pareja en la que, una vez solicitado el divorcio, se expliquen las causas. En la medida de lo posible, hay que ser honestos con la persona a la que hemos entregado parte de nosotros mismos; así que aunque sea doloroso, este paso es necesario si se quiere mantener una relación cordial a partir del divorcio.
Una vez se haya conversado como adultos maduros y responsables, el siguiente paso es esclarecer, hablar sobre qué hacer a partir de ahora: qué pasará con los niños, qué sucederá con los pagos, etc. En definitiva, el "qué nos espera ahora" hay que combatirlo de la mejor manera posible y para ello una buena opción sería hablarlo.
Es probable que después de haber solicitado el divorcio, no se quiera ni ver a nuestra pareja, por lo que si aún no te ves capacitado como para llegar a un divorcio de mutuo acuerdo y por ende de llegar a una solución amistosa por ambas partes, lo mejor es que dejes pasar un poco de tiempo hasta que las "aguas se calmen". Luego todo se verá distinto y seguramente pienses en el divorcio como la mejor opción antes de empezar a tener futuros problemas de pareja de difícil solución. |