¿No les ha pasado que suelen notar cuando un amigo o amiga está deprimido por internet? Son detalles tontos, pero detalles, al fin y al cabo; como, por ejemplo, que casi no hable, que responda a todo con monosílabos, que no escriba “jajaja”... no todos hacen eso último aunque se estén riendo, pero tengo una amiga que es adicta a ponerlo a la mínima que algo le hace gracia; y claro, que en dos horas no lo ponga ni una vez, da que pensar. Me arriesgué a preguntarle si le pasaba algo y, de entrada, me dijo que no; pero diez minutos más tarde, se confesó: estaba preocupada por sus padres porque, al parecer, todos los día escuchaba no sé qué cosa de deudas y de concurso de acreedores.
Lo primero que hice fue aconsejarle que hablase con ellos, pero ella dijo que no se atrevía; porque, encima, sus padres son muy de decirle: “Son cosas nuestras, no te preocupes”. Eso es lo peor que se le puede decir a nadie, na verdad. En fin, como el plan A había fallado, probamos el plan B: buscar nosotros información sobre acreedores y conceptos jurídicos relacionados. Era cierto que todo eso tenía relación con deudas; porque, cuando una persona o una empresa se endeudaba y no podía hacerle frente a esas deudas, entraba en esa situación que tanto preocupaba a mi amiga; y en el caso de muchas empresas y negocios, podía conducirles a la quiebra.
Yo noté que se empezaba a poner nerviosa, así que seguí indagando; esta vez, únicamente posibles soluciones. Así fue como encontramos la suspensión de pagos, que, en resumen, venía a ser una situación derivada del concurso y, en la cual, el endeudado y los acreedores intentaban buscar una solución. Parece que eso la tranquilizó bastante, porque a partir de entonces empezó a soltar sus tradicionales “jajaja”. |