Una de las razones por las que mi mujer y yo seguimos juntos es que formamos un buen equipo. Es decir, no somos solo la típica pareja que sale a cenar y se dice cosas románticas; porque, de hecho, en general nos repelen las cosas románticas. Yo siempre había buscado en una mujer no solo atractivo físico e intelectual, que es lo mínimo, sino la posibilidad de que también fuera una amiga y una compañera de aventuras. Todo este discurso cursi (y casi rima) se debe a que, por fin, hemos inaugurado un negocio entre los dos; se trata de una relojería. Yo siempre había querido tener una porque fue el negocio mi abuelo; y a mi mujer se le da muy bien tanto la contabilidad como la administración y las relaciones públicas, así que en cualquier negocio comercial se siente a gusto.
La tienda se inaugura la próxima semana, que será cuando el local esté amueblado del todo y ya hayamos recibido todas las existencias. Hemos decidido dar una fiesta de inauguración e invitar a amigos, familiares, amigos de amigos y amigos de familiares. Ya tenemos la decoración, las tarjetas de visita y, muy importante, los relojes que esa noche vamos a vender en oferta. No son poca cosa, ¿eh?, no se crean ustedes; hemos querido hacerlo con algunas de las mejores marcas que existen. Por ejemplo, desde que compro relojes Patek Philippe, sé de buena tinta que esa marca es una de esas de calidad, y por eso ha sido una de las elegidas para la noche; pero también compro relojes Panerai, y soy muy consciente de que esos no pueden quedarse fuera de la “rifa”. Dudo por la tercera marca, pero como usualmente también compro relojes Audemars Piguet, me parece que ya está decidido. Espero que la fiesta sea un éxito; con ese regalazo, como para que no lo fuera. |