Nunca hubiese creído que mi madre se casaría antes que yo... ¿se lo pueden creer? Pues así es. Claro que yo nunca he querido casarme y con treinta y cuatro años todavía no he cambiado de idea; no sé, posiblemente se deba a que crecí con mis padres divorciados y con la idea de que el matrimonio es algo nefasto, absurdo e innecesario que solo te encadena para algo que, en realidad, nunca dura para toda la vida. Sin embargo, a pesar de su divorcio, mi madre siempre ha creído en el matrimonio y es una de esas mujeres que lo tiene como objetivo vital. No me parece mal; al fin y al cabo, es de otra época.
Y no negaré que me resulta bastante divertido ayudarla con los preparativos. Ayer fuimos a una boutique porque quería comprarse un traje nuevo (el primero era demasiado viejo para su gusto; es una señora muy moderna) y durante dos o tres horas estuve sentada viendo cómo se iba probando uno tras otro. Lo mejor del caso es que la cosa no quedó ahí, sino que la dependienta, una chica muy maja, se puso a charlar con nosotras sobre la boda y nos recomendó a un fotógrafo de bodas de Madrid por si todavía no teníamos ninguno. Pues la verdad es que no... parece mentira, pero se nos había olvidado por completo.
Estaba claro que la boda de mi señora madre, a sus sesenta y cinco años bien llevados debía inmortalizarse; y para ello necesitábamos recurrir no ya a uno, sino a un buen equipo de fotógrafos de bodas de Madrid. Necesitábamos que hicieran un reportaje no solo del banquete nupcial, sino de la Iglesia, y como Andrea que me llamo que lo iba a conseguir. Yo me encargué de contactar con todos ellos y fue fácil; aquí hay un montón de fotógrafos para bodas. |