Hace dos semanas que estoy saliendo con mi nuevo novio. La verdad es que, desde que lo conocí me atrajo su carácter, su personalidad y, claro está, su atractivo físico; sin embargo, hay algo en concreto que me hizo darme cuenta de que merece la pena: el regalo que me hizo para conquistarme. No me malinterpreten: no soy de esas mujeres a las que se conquista fácilmente haciéndoles regalos, no soy tan superficial; y precisamente por eso valoro que alguien se preocupe por saber qué cosas me gustan antes de arriesgarse a regalarme cualquier cosa por quedar bien. No me gustan las flores ni los bombones, eso es demasiado típico; pero en relación con las flores sí que me encanta la jardinería.
Por eso, lo que me regaló fue una serie de semillas de flores que yo le había dicho que me encantaría plantar. Me quedé maravillada cuando las vi; y luego me confesó haber rastreado internet a lo largo y a lo ancho para dar con un buen sitio de venta de semillas. Considero eso un segundo regalo, porque obviamente le pregunté qué sitio era y, cuando me lo dijo, resultó que yo, contra todo pronóstico, lo desconocía. ¡Inaudito! Pero ahora, gracias a él, lo conozco; y encima tengo una buena provisión de semillas. Hasta ahora, siempre me he dedicado a la compra de semillas cogiendo un poco de aquí o de acullá, pero es que esta tienda tiene prácticamente todas las especies que me gusta plantar, así que me parece a mi que me voy a convertir en clienta fija.
El caso es que no puedo olvidar los regalos así; realmente me llegan. Por eso, me gustaría compensárselo haciéndole yo un gran regalo. Me dedicaré a investigar un tiempo: quiero que se quede patidifuso. Con su regalo y con las flores cuando vea cómo van creciendo. |