Tengo muchos gratos recuerdos de mi infancia gracias a mis padres, que afortunadamente siempre han sido de esos a los que les gusta viajar. Aunque nada en la mente de un niño puede desplazar el recuerdo de un viaje a Disneyland París (que hicimos), tengo especial recuerdo de Valladolid. Valladolid y sus museos; su gastronomía e historia; los museos y las celebraciones de Semana Santa; el ferrocarril y los parques y jardines... sí, señor, Valladolid es un sitio precioso; o al menos eso recuerdo yo. Por suerte o por desgracia, hicimos ese viaje cuando yo no tenía más de ocho años y recuerdo habérmelo pasado tan bien que mi mente lo ha mitificado.
Ahora, me gustaría volver. ¿Cómo?, me he preguntado muchas veces; ¿cómo, si ahora mismo estoy de deudas hasta el cuello y cada año que creo que puedo permitirme un viaje, sucede un imprevisto? La solución llegó el otro día, hablando con un amigo mío. Él me habló de las autocaravanas y de la posibilidad de alquilarlas; e incluso estuvimos viendo, a través de su móvil, algo de un sitio especializado en el alquiler de autocaravanas en Valladolid. Lo que vi me gustó: por poco dinero, podía disponer todo un fin de semana de un vehículo con alojamiento incluido; y así, podía permitirme visitar el sitio de mis mitos infantiles, esta vez a fondo y con el criterio de una mente adulta. Evidentemente, no voy a hacer un viaje en autocaravana desde donde vivo; de ahí que lo que me interese sea el alquiler de autocaravanas en Santovenia. Ese lugar es un buen punto de partida para mi ruta turística exprés.
Me parece a mí que por fin, y después de tantísimos años, podré disfrutar de unas vacaciones como Dios manda. Vale, no dormiré en un lujoso hotel de tres estrellas, pero tendré techo gracias al alquiler de autocaravanas de Valladolid. |