Soy ese tipo de persona al que le encanta estar hasta las tantas en su casa viendo series online. Me encanta el panorama televisivo estadounidense, por ejemplo, y suelo verme todas las series que gozan de buenas críticas en versión original (no tengo nada contra el doblaje, pero es que soy purista en cuanto a ver las interpretaciones de los actores y actrices al cien por cien, tanto gestuales como fonéticas). En fin, la última serie que vi tiene ya unos años, pero como me la vendieron como “un clásico”, me dispuse a verla. Se llama Six Feet Under, en español A dos metros bajo tierra. ¿Veredicto? No me gusta: me parece una serie aburrida, moralista y pretenciosa. Pero hay algo que sí me encantó: el coche de la hija menor de la familia protagonista, Claire. Su familia se dedica al negocio de la funeraria, así que el coche es un vehículo fúnebre completamente tuneado de verde.
Quizá me fijé tanto en ese detalle porque últimamente no hago otra cosa que pensar en coches. Coches grandes, pequeños; coches verdes, azules o rojos; coches de dos o cuatro puertas; coches de tapicería negra, radio y maletero amplio. En fin, muchos tipos de coches, pero todos ellos coches de segunda mano en Madrid. Llevo años, años enteros, queriendo comprarme uno: odio el ambiente asfixiante del transporte público y para más inri mi trabajo está lejos de mi casa, así que empezaba a ser ya algo tan vital como el oxígeno. Sin embargo, hasta ahora no había tenido dinero suficiente. El año pasado empecé a ahorrar, convencida de que tendría que hacerlo al menos durante tres años. Pero no. No, porque descubrí los coches “viejos”. Los coches segunda mano de Madrid, y los de cualquier otra provincia, están en perfecto estado, son económicos y merecen la compra. |