Ya lo dice el dicho aquello de que "a buen entededor, pocas palabras bastan" para referirse al hecho de que cuando las personas se entienden y comprenden entre sí en un entorno comunicativo (ya sea oral o escrito) no hacen falta demasiadas palabras ni explicaciones. Podrá parecer un poco absurda, tal vez incluso excesivo, pero el mal entendimiento continuado y constante no solo con una persona sino con todas aquellas con las que nos comunicamos puede ser causa de pérdida auditiva.
En efecto, una de las múltiples formas por las que muchas personas se dan cuenta y empiezan a ser conscientes de que no están escuchando como antes es precisamente su falta de entendimiento para establecer la comunicación. Eso de tener que estar repitiendo a cada rato "¿ein?, ¿eh?, ¿qué?, ¿cómo?" es motivo más que suficiente como para empezar a preocuparse por su audición, puesto que con el tiempo pueden llegar a necesitarse audífonos o sonotones.
Vale que el dicho está llevado un poco al extremo, pero ¿no es cierto que llega un momento en el que el receptor de la comunicación se cansa de tener que estar todo el tiempo explicando al emisor cada una de las palabras que salen de su boca porque, al no oírlas adecuadamente, se las hace repetir de mil maneras? Al menos a mí me lo parece y tengo claro que si yo me viese en algún momento dado en esa situación, no dudaría ni un solo minuto en acudir a alguno de los magníficos centros auditivos que hay en mi ciudad.
Así que si presenta usted esos síntomas, no tema acudir a su médico de familia para que lo deriven a un centro especializado para que le realicen las pruebas oportunas. Lo único que va a perder si no va es precisamente la audición pero al completo. |