No conviene comentarles a los hijos que los papás están buscando un bebé. Esto genera un alto nivel de ansiedad, demasiadas expectativas o trae aparejada una situación de gran angustia. Muchos padres, bajo el mal entendido concepto de manejarse a puertas abiertas, comparten demasiado su intimidad con los chicos y eso llena de problemas adultos que a los chicos no les sirven en absoluto.
Una vez que la mama este transitando el primer mes de embarazo, ya es tiempo de anunciarles la primicia. Para ello pueden resultar apropiadas frases como “mamá y papá estamos muy contentos porque vamos a tener otro hijo. Mamá ahora necesita cuidarse más. No puede levantar eso o hacer lo otro. Vamos a pedirte que vos nos ayudes. Yo entiendo dotas las cosas que vos sentís pero esto es para que toda la familia sea más feliz.
Durante el último período de embarazo sería bueno explicarles que la mamá va a estar en la clínica un par de días.
El día del nacimiento o al día siguiente resulta aconsejable que el papá los lleve a conocer al bebé y no que lo hagan los abuelos o los tíos. Un trucho clásico para evitar o aplacar la angustia de los chicos es hacerles un regalo en nombre del bebé.
Los tíos, los abuelos y demás adultos cercanos también pueden contribuir a que reine la paz, alcanza con que cuiden no volcar en forma abrupta e inconsciente toda la atención y los elogios al recién nacido.
Tratar de no estar pendientes al máximo de las reacciones del pequeño. Los papás, además de tener un hijo, tienen un montón de otros problemas y cuestiones que requieren de su atención. Los chicos tienen que aprender desde temprana edad que ellos no son los únicos ni los más importantes. La falsa idea de creerse el centro del mundo puede llevarlos a que experimentes unos años más tarde grandes decepciones.
Crear una especie de válvula de escape por la cual los hicos puedan descargar toda su bronca contenida. En ese sentido las actividades recreativas, deportivas o artísticas cumplen a la perfección en este objetivo.
Siempre evitar compararlos o descalificarlos. Esto solo lleva a que se genere mayor rabia y rivalidad entre ambos.
Si los celos persisten más allá del segundo año de vida del bebé, conviene consultar con profesional en psicología infantil. El tratamiento suele durar tres meses y consiste en un psico diagnóstico del pequeño y en diversos encuentros de reeducación u orientación para los padres. Las teorías actuales postulan que este método de trabajo resulta más efectivo y acorde a los tiempos que corren. Hasta no hace mucho tiempo los chicos iban a terapia hasta dos o tres veces por semana. Esto ha caído en desuso por completo.
Referencias
Guía de puericultura gratuita para padres y abuelos |