Existen muchas señales psicológicas con las que los niños muestran su disconformidad y temor por perder su espacio “privado”.
Sin palabras:
La realidad demuestra que en contadas ocasiones los chicos logran expresar sin vueltas y en forma directa qué es lo que les está pasando o cuál es su fantasía ante la inminente llegada del bebé. Es muy raro escuchar que los chicos puedan verbalizar esto. En la mayoría de los casos este malestar se expresa por medio de pistas más o menos identificables.
Estas son algunos de los llamados de atención más comunes y que demuestran que es lo que está pasando:
Insomnio o imposibilidad de conciliar el sueño
Cambios en los hábitos de alimentación. Pasan a comer en exceso o dejan de hacerlo
Aneuresis. No llegan al baño o se hacen pis en la cama.
Conductas agresivas con sus compañeros de jardín. De repente comienzan a morder o a pegarle al resto de los niños.
Comienzan a enfermarse muy seguido. Más allá de la casualidad, esto es un síntoma que dice que algo está pasando.
Lloran por cualquier cosa
Se vuelven sumamente irritables.
No quieren compartir sus juguetes con los demás.
Eligen formas de juego sumamente agresivas. Esto se ve especialmente en la manipulación de muñecos o al dibujar. Muchas veces logran descargar de esta forma las broncas o los problemas no resueltos.
Los padres deberían observarlos aunque sea por un rato o sentarse al lado de ellos y preguntarles ¿qué dibujaron?, ¿por qué lo hicieron de esa forma?, etc. Las historias simples o con final feliz resultan absolutamente normales y si no deben ser motivo de alarma. Sí, deben tenerse en cuenta aquellas con características trágicas o no del todo comprensibles. En este caso, debe consultarse a un especialista o pedir la opinión de la maestra jardinera o del pediatra.
Regalos para los dos:
Los padres, los tíos, los abuelos y demás adultos cercanos a los chicos suelen tomar como costumbre el hecho de hacerles para cada cumpleaños un regalo de las mismas dimensiones y casi con las mismas características a todos los hermanos. La buena intención de no generar diferencias o de atenuar los conflictos entre ellos resulta al a larga de lo más perjudicial. Los chicos deben acostumbrarse desde pequeños a aceptar las diferencias y las pequeñas frustraciones de la vida. Resulta irreal hacerles un regalo para el cumpleaños del hermano. Tienen que aceptar que no son los únicos ni los más importantes de la familia. Esto puede ser aceptable en el momento del nacimiento o durante el primer año de vida del bebé. Después ya no. Es necesario que aprendan que cada uno tiene sus espacios y que no siempre son ellos los agasajados. Esto forma parte del crecimiento.
Referencias:
Aneuresis
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