Llega un hermanito y ¿cómo se lo comunicamos a nuestro hijo? ¿Qué reacción tendrá? Los celos y los ataques de rabia pueden volverse habituales ante la inminente llegada del bebé a la casa. Que pueden hacer los padres para que vuelva la calma.
La llegada de un bebé es vivida, casi en la mayoría de los casos, como un momento crucial para el resto de los hijos. La situación suele ser aún más marcada cuando hay poca diferencia de edad entre ellos o al contrario, cuando ésta resulta muy notoria. En el último caso, el hermano mayor ya se había acostumbrado a ser el centro de atención y a no compartir su hegemonía. Esto también suele suceder cuando es el primer nieto, el primer sobrino o el primer bebé dentro del grupo de amigos de los papas. Además, no es lo mismo el nacimiento del segundo hijo que cuando va a nacer el tercero o el cuatro hijo.
Por eso algunas corrientes de psicología sugieren una diferencia de cuatro años entre un hijo y otro. A esta edad se considera que le pequeño es relativamente independiente, va al jardín y puede verbalizar lo que le pasa. Este duelo vivido por los pequeños muchas veces se extiende hasta el segundo año de vida del bebé. Si persiste por más tiempo es conveniente que los padres busquen la ayuda de un profesional, porque de lo contrario esto se transforma en una fijación y el conflicto se traslada al resto de las relaciones interpersonales.
Casos en familias numerosas:
La relación con los hermanos y el orden que cada uno ocupa dentro de la familia resulta fundamentan en la determinación de la personalidad y su capacidad para generar vínculos con los demás.
Una teoría clásica de la psicología establece que en las familias con tres hermanos, el primogénito es el que lleva el mando sobre los demás, el menor es el mimado por todos, mientras que el del medio se siente un tanto a la deriva. Este siempre buscara diferenciarse de su hermano más grande y de sobresalir por sus características opuestas. Es muy común que si el mayor es muy buen alumno, el otro no lo sea tanto o viceversa. En cambio, en casos en que son cuatro o más hijos, el papel jugado por cada uno no se encuentra demasiado fijo y hay mayores posibilidades de generar pequeñas alianzas entre ellos.
Referencias:
Psicología infantil
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