Uno de los mejores pasos en la dirección correcta de Google es la incorporación de Doodles en conmemoración de personas, hechos, situaciones.
Hasta ahora nadie se ha quejado que mantenga alguna tendencia de tipo política, o de tipo religiosa, ni tan siquiera una preferencia de países.
Sin embargo hay ambigüedades, por ejemplo, el Doodle de Celia Cruz, personaje controvertido en lo político, una desclasada de su propio país, Cuba, al que sin embargo usó para hacer más famosa.
Dejando de lado los talentos, el caso de Celia Cruz, es el mismo que el de Reynaldo Arenas, el escritor, y dos caras de la misma moneda.
Mientras Celia Cruz le servía al estado norteamericano para desplegar la bandera de país sin discriminación, usaba a este personaje como propaganda anti Cuba.
Mientras, a Reynaldo Arenas, escritor gay que escribía contra el régimen mientras estaba en Cuba, arriesgando su vida, encarcelado por el régimen, que sintiéndose traicionada, era ayudado y estimulado por el estado norteamericano que enviaba espías europeos para sacar sus novelas, que consumidas en el resto del mundo, constituyendo, en mi opinión, el comienzo del famoso Boom Latinoamericano, cuando una extraña casualidad hizo que saliera del país, ahora para vivir de las ganancias y de su popularidad, se dio de frente con la realidad.
Mientras estaba en Cuba, siendo víctima, y con novelas de agente propagandístico gratuito, sin costo, y para ganancia política y del inescrupuloso editor, estaba todo bien.
Pero ahora era un refugiado, al que había que atender, pues estaba enfermo de SIDA, enfermedad que adquirió en la cárcel, sin cuidados sanitarios.
Terminó muriendo pobre, sin atención, prácticamente indigente en Miami, mientras sus editores se hicieron ricos con sus libros, que se siguen publicando.
El caso de Celiz Cruz es del otro lado, siguió sirviendo a los intereses de quienes la tenían como un símbolo de una Norteamérica sin prejuicios raciales que solo se ve en el cine y en el show bussines.
Sin embargo, más allá de la política, de las conveniencias, de los inimputables que saben usar los sistemas para enriquecerse, involucrando las luchas sociales, el arte sobrevive y llega por sus medios a todos, en algunos casos con un mensaje que según se vea es bueno y es malo, como lo es todo : la vida es un carnaval.
Es en ese sentido que los Doodle, me parecen sencillamente un homenaje válido, un homenaje al arte.
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