Resulta que en cuanto Sandro murió, dicen los diarios que creció el 20 % las consultas a los médicos para dejar de fumar.
Cosa extraña porque hace años que se sabe que el cigarrillo mata, pero se ve que tienen que presenciarlo en alguien popular para que les entre el proceso en la sesera.
Ahora, después de lo de la Hiena, seguramente van a aparecer los que asocian el alcohol con los malos actos.
Sepan que cuando yo era chico, mi padre decía que el alcohol del vino tinto era bueno para la flora intestinal, que la cerveza ayudaba a limpiar los riñones, también que el vino previene el cáncer de próstata, por eso no tiene sentido que las mujeres beban, sino con que nos miren beber alcanza, además alguien tiene que manejar luego.
Mi papá me llevaba al almacén del gallego, que tenía un mostrador bien alto y le pedía al dueño que me sirva una grappa, sería hombre y estaría listo cuando la alcanzara, así aprendí a andar en punta de uña del dedo gordo del pié.
Era la forma del viejo de enseñarme a tomarle el gusto al boliche, cultivarse sobre la amistad, a escuchar en silencio las historias de los mayores, y así aprendí que en cada encuentro se teje una historia y que somos todos muy semejantes, mucho más semejantes después de unos tragos, menos las mujeres que para qué, ellas tienen que quedarse sobrias para llevarnos a la casa, luego.
El alcohol, al final, tira al que debe tirar, como una yunta e`pelos de pubis, si no te tira, no te prostituye de ninguna manera, es al vicio al que hay que rajarle, no al alcohol, hay que huirle a la depre, a la malasangre, a la mala onda, y todo eso con qué se logra: con el alcohol.
No sé de dónde sale tanta mala prensa.
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