Debés estar recibiendo decenas de anzuelos mails, en los que ofrecen servicios de marketing, venta por mail, venta de objetos, avisos de bancos, etc.
Todos mails de remitentes desconocidos, que te ofrecen cosas extrañas.
De miles de mails que se envían, siempre hay al menos un porcentaje que los abre, capturados por la promesa del subject o porque es un tema que te interesa.
No seas ingenuo, si hay un tema que te interesa, buscado en internet, teniendo en tu browser o navegador algún servicio, como los que ofrecen algunos antivirus que te indique si el sitio es confiable antes de hacer clic en el vínculo.
El porcentaje de personas que caen en los mails de ese tipo no hace otra cosa que piratería digital.
Aunque parece divertido, la realidad es que los piratas o hackers provocan decenas de perjuicios, desde los más inocentes a los peligrosos.
Uno se siente alguien invisible que no podría despertar interés en ningún hacker, pero no olvide que si usted está en internet, sin duda tiene datos que no debería estar en manos “juguetonas”.
Desde penetración a cuentas bancarias hasta registro de movimientos del usuario que promueven secuestros e información sobre cómo proceder, aunque sea para fingirlo.
Los hackers realizan actividades peligrosas y la excusa de la diversión causa centenares de situaciones que nunca se saben en qué terminan ni cuáles son las consecuencias, que por supuesto no les afecta a ellos.
El tema tiene sus aristas, ya que el hacker vive una situación de egolatría, de saber superior, y prácticamente se lo admira por ello, las conquistas intelectuales tienen prestigio en contraposición a las conquistas violentas.
Pero no hay que confundirse, las conquistas violentas siempre son excusa de conquistas intelectuales, es una violencia de otro tipo, pero toda acción compulsiva impuesta por la superioridad intelectual, porque “se puede”, es una conquista violenta.
Las épocas cambian y también las motivaciones, al orgullo de la superioridad intelectual, le siguen la cuestión económica, conquistados ahora por la ambición, no solamente del propio hackers, sino de la de todos.
No falta el que aprovecha o quiere aprovechar esos conocimientos para cosas personales, la mayoría de dos tenores: económicos o por odio; ambos implicados en un proceso ideológico que se usa como excusa para proceder, dándose a sí mismos la absolución.
Ambos dañinos en forma exponencial, la intrusión en un medio provoca una serie de efectos en los que caen más inocentes que implicados.
Ya sea por exhibicionistas, por combatir la supuesta libertad de expresión, por odio, por anarquismo, por ambición intelectual, lo cierto es que los hackers son delincuentes, con la excusa que sea.
El problema es que es como la gente que fuma: matan a todos a su alrededor, pero socialmente nadie los culpa ni persigue. No es más que una forma socialmente establecida, pero no dejan de ser asesinos que juegan con la salud de los demás además de la propia.
Con los hackers pasa algo parecido, son socialmente prestigiosos, son requeridos por empresas que los usan para realizar acciones de sabotaje o robo de vínculos o cosas de otros sitios, mientras por detrás se quejan de ser invadidos del mismo modo.
Los empresarios piensan: mi competencia los usa, por más que me dañan a mí, yo soy un quedado, voy a usarlo también.
Y así llegamos a la actualidad.
Y lo que es peor, que las aplicaciones llamadas sociales, junto con los programas de tv que no es necesario que mencione, que todos conocen porque hasta los noticieros nos fastidian con comentarios sobre ello, relativizan la privacidad de las personas, y con ello banalizan su importancia.
El caso Wikileaks, que a la mayoría le causó placer, a otros tanto gracia, puso en riesgo las relaciones entre países, altamente tecnificado en armamento biológico, nuclear y de todo tipo, no entiendo cómo les causa gracia un acto de vandalismo que no es más que la punta de in iceberg y que pudo haber determinado mucha destrucción, de cosas y personas, cuyo efecto la mayoría de las personas comunes ni nos vamos a enterar, pero que seguro vamos a soportar.
La intrusión de hackers les parece graciosa a muchos cuando, sin darse cuenta que con esa sonrisa promueven que en algún momento esa situación rebota en todos.
No es una mera intrusión, sino que es una verdadera violación del espacio personal de cada uno.
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