Que el diario Clarín y La Nación hacen más bombo del necesario, ya lo sabemos todos, pero hay que admitir que desde el gobierno les dan argumentos.
La frase de Boudou: Cualquiera que pueda justificar sus ingresos puede comprar dólares, parece un chiste, mientras la ciudad se incendia sin que nadie haya podido comprar un solo dólar sin problemas.
Cuando decimos “nadie” nos referimos al pobre tipo que ahorra sus 100 dólares mensuales, o al que paga deudas, e incluso a las operaciones de mayor valor como las inmobiliarias.
El problema principal no tiene que ver con la venta de dólares en “negro”, el problema es la crisis del 2001 que asestó un golpe mortal a la banca, ya nadie deja sus ahorros en cuentas bancarias.
Los bancos pagan hoy el despojo a los argentinos del año 2001.
Las medidas de Boudou, se convirtieron en medidas de “desaliento”, que seguramente va a repercutir en un acto contrario al que se pretende: va a generar una corrida bancaria incontenible.
No tengo ninguna duda que la gente se va a apoyar en el dólar paralelo, ahora en forma desesperada que hará desestabilizar la moneda local.
No sólo porque la medida es absurda, sino sin reflexión, todos los problemas que está generando la nueva operatoria no es más que un indicador de la poca prevención y sobre todo de algo particular: Medidas cuyos efectos no analizaron.
Esto me recuerda a una discusión que tuve una vez sobre los sistemas de Encuesta.
Los que arman encuestas improvisadas, a veces no se dan cuenta que ya tienen que tener las medidas pos encuestas estudiadas. Por ejemplo, si se pregunta si te gusta el jamón, o te gusta la mortadela, antes de iniciar la encuesta tendrías que tener una estimación de cuál será la medida que va a determinarse, según la respuesta. Si sale más del 50% jamón, tendrás que prevenir comprar chanchos, si sale mortadela, caballos.
Si no hay un análisis de cuáles serán las medidas que se van a implementar en caso de que el mercado reaccione de una u otra manera, la encuesta no tiene sentido y será ineficaz y creará un caos sin respuestas.
Esa es exactamente la situación que se generó con la nueva operatoria de compra de dólares, sin análisis, sin estudio de operatoria, comenzarán a aparecer las excepciones, en algunos casos cuando sea tarde, en la mayoría de los casos injustas para otros.
Hay cuestiones de salud que no se tuvieron en cuenta, operaciones quirurgicas, maquinaria médica, viajes médicos; operaciones en curso, como las inmobiliarias o inversiones externas; convenios con el exterior, como inversiones en países miembros del Mercosur, donde cualquier medida en un país afecta a los vecinos.
Descabellada en todo sentido, porque ya había medidas para control fiscal, no hacía falta agregar un trastorno improvisado.
La medida, parte fundamentalmente de un discurso mentiroso, uno que el gobierno no se puede permitir decir: las medidas son en apoyo a los bancos, cosa que no va a ocurrir, y que el gobierno no puede admitir, ya que desde el estado mismo partió y se permitió el despojo, cuando millones de dólares salieron del país mientras el pequeño ahorrista se hundía, ha quedado en la memoria de cualquier adulto y joven de esta generación que los bancos no son nuestros aliados comerciales, son tiburones que nos esquilman y que son ayudados por el estado para hacerlo.
Esto sin analizar el costo que nos hacen pagar todas las operatorias bancarias, sin que realmente necesitemos usar el banco.
Esto es lo que ha revelado la crisis del 2001: nos ha enseñado a vivir sin los bancos.
La nueva operatoria no tiene más función que obligar al pequeño ahorrista a volver al plazo fijo, a depositar.
Estimo que tal cosa no va a pasar, sino que simplemente, el costo de cada dólar va a aumentar en el circuito paralelo.
Estas medidas son simplemente una locura.
Si los bancos quieren recuperar la confianza de los ahorristas, tendrán que remar con otros métodos.
Mientras, el discurso de Boudou sobre que cualquier puede comprar dólares no hace más que irritar a la ya indignada población: a ver si alguien le dice que baja a tierra, ayer casi nadie pudo comprar dólares, y sólo se debió a la ineficacia para implementar una “idea” a la que el gobierno le dio apoyo.
Antes, sólo La Nación y Clarín se ocupaban de defenestrar al gobierno, ahora hay millones de periodistas improvisados ayudando en el proceso.
Cristina, conveniente o inconvenientemente en el exterior, gastando dólares, mientras del país nadie puede salir justamente por no poder comprarlos.
Lo raro es que el viaje al exterior será a países perjudicados al igual que los argentinos con las nuevas medidas.
Que linda imagen, qué bien comienza el año y el nuevo mandato.
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