El otro día estaba en una feria en la calle, bastante conocida de Buenos Aires, en donde había un montón de turistas, de repente alguien en mal castellano me preguntó no sé qué cosa que no entendí, pero yo, creyendo ser simpático, le canté un poco de una canción en Francés, muy vieja, un recuerdo instantáneo de la niñez que extraje a viva voz, sonaba algo así como: Avec maguele te me qué de je sui seron e pastor grec ed me shevu de catre von, escrito en forma fónica que es todo lo que recuerdo del francés.
El caso es que el tipo me miró con una de esas caras frente a las que uno lamenta no tener una cámara, y que se logran pocas veces en la vida, y en semilengua me dijo: entiendo la letra; y a continuación preguntó: quién canta eso, con evidentes signos de no reconocer el tema, ni la letra y por supuesto tampoco la música.
O eso creí que preguntaba.
Lo que me dejó a mi con esa cara de cámara ausente, porque para mi era más o menor el himno de las canciones francesas, o si no el himno, al menos de gran, y resalto gran, tradición francesa.
El asunto es que inmerso en cavilaciones me di cuenta que o yo estoy fuera de época, me mintieron o en el peor de los casos el tipo ese no reconoce algo de su propia patria porque todo se va perdiendo, desapareciendo, hundiéndose en el tiempo sin que haya nadie que vaya registrando el fenómeno, y que los paraísos personales de la niñez no pueden ser trasmitidos porque los otros no lo han conocido nunca.
Un día, el cuento de la sopa primigenia, hecha de tiempo infinitesimal y espacio cero deja de existir porque el ser humano no tiene nada que perder si no lo añora, y así, cada una de las cosas de las que están hechas los paraísos personales se van perdiendo, se irá perdiendo la memoria, incluso la memoria de la añoranza.
El único remedio que conozco para ello es hacer este llamamiento a todos, a los que puedan escribir, a los que puedan hablar, contar, cantar en Frances, que puedan recordar ese tema y escribirlo bien y cantarlo e incluso rescatar al autor, porque es un mito que anda necesitando sus mitólogos, o pronto estaremos todos perdidos desparaisados, porque todo y no solamente una canción está yendo a parar al agujero negro del tiempo.
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