Confieso estar impresionada.
La imagen presidencial de la presidenta Bachelet de Chile, era inmejorable, su actuación, completamente digna, teniendo en cuenta su par de comparación, Cristina K, con una posición opuesta ante imagen internacional, con antecedentes poco felices en Nicaragua y Panamá.
El próximo foco de atención, es Costa Rica, con un ambiente menos expuesto que Chile y Argentina, Laura Chinchilla, una apuesta a la continuidad de la política liberal desde ese país.
América Latina ya presenta un perfil común de mujeres al poder.
Chinchilla ejerció como vicepresidenta hasta el momento de las nuevas elecciones, y ocupó el cargo con solvencia propia, apoyo total de su par superior, el presidente de ese país, Arias, y el respeto de su partido y el pueblo.
Los partidos de oposición, la derecha, el Movimiento Libertario Otto Guevara (curioso nombre, acompañamiento curioso de apellido, pertenencia de un partido curios. Ironías de la realidad), y Ottón Solís, del centro izquierda el partido de Acción Ciudadana.
La candidata, con experiencia en las lides de la política desde sus puestos anteriores, diputada, ministra de Seguridad, presenta una postura sólida y avezada en los hechos de violencia e inseguridad, que son los problemas que más acucian a la población votante en casi todos los países, donde es obvio que la escalada de violencia no es patrimonio de ningún país en especial, ni pobre ni rico.
Personalmente no me parece que Guevara tenga una presencia política de transigencia como todo jefe de estado necesita; mientras la fortaleza de Solís es su prestigiada posición siempre ética, pero aspecto también débil desde un punto de vista internacional, ya que le ética es un valor relativo.
Lo que sí tranquiliza a ese país, es que ninguno de los tres parece presentar alguna alternativa de apoyo a la seudo revolución Bolivariana del presidente Chavez, en ese sentido todos los candidatos parecen coincidir, lo que parece una opción interesante para plantear una política que no sea ni de apoyo, ni de descarte, sino de resoluciones propias del país.
En Latinoamérica algo está cambiando, y tengo la impresión que así como en las artes, la influencia de las resoluciones de Latinoamérica, cada vez tiene más visibilidad en los países del primer mundo.
Cada vez, las decisiones de gobernantes de países latinoamericanos afectan la problemática mundial, de manera que todos estamos atentos a lo que pasará.
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