A raíz del interesante análisis de otro colSintagmero en referencia a las relaciones Argentina uruguayas, me hizo pensar en el origen de esas relaciones, y me encontré con la respuesta en un aviso en el diario El País.
Creo que de ahí viene la madre del borrego (expresión española), de nuestros orígenes.
Desde los barcos que nos trajeron de España, allá por los años de la migración europea, a causa de la guerra o de simplemente “hacerse la América”, aún portamos en nuestros genes la separación con otros, de nuestro país o vecinos.
Actualmente se habla de Cataluña y España, como si no fueran lo mismo. Y no lo son, ellos mismos, españoles y catalanes lo admiten, hasta hablan en idiomas diferentes.
A muchos les parecerá casualidad, pero para mí, el idioma es muy importante, sus matices, diferencias, colores le dan carácter al pueblo que lo usa, lo distingue, lo individualiza.
Algo en nuestros genes nos lleva a adquirir el idioma, tonalidad o lo que sea que es ese conjunto de significados y fonemas, del pueblo que adoptamos.
Es conocido ese “sentimiento” y confort que nos llega al alma cuando estamos en un país extranjero y escuchamos “nuestro” idioma, “nuestro sonido”.
Partiendo de las diferencias idiomáticas que revelan y establecen la separación territorial, se llega a los problemas políticos.
Es el caso de Cataluña y España, de Argentina y Uruguay, las leyes de unos son rechazadas por el otro, y en vez de llamarles “leyes” y analizarse como tales, se leen como favoritismos hacia unos y otros.
De diferenciación idiomática, se pasa a diferenciación política, y de ambas a la diferenciación territorial.
Si las partes son irreconciliables es un misterio que muchos países no pueden develar internamente, hay heridas históricas que no se cierran.
Lo mismo pasa en varios países, Italia, por ejemplo, con su separación entre el norte y el sur.
Quién sabe, antes de la discusión política, de la territorial, no habría que comenzar a promover el famoso esperanto como lenguaje único, y de ese modo empezar de nuevo con el principio.
Ya sé que muchos van a decir que esa es una utopía que murió apenas nacer, pero quién sabe, con la globalización se han podido hacer tantas cosas, que como no pensar en que también realizan utopías.
|