El sábado 22 de mayo, en una corrida de toros en la Plaza de las Ventas, en España muchos se horrorizaron porque de repente vieron que por la boca del torero no salía une lengua, sino el cuerno del toro.
Y esa foto, recorrió algunos medios. A nadie se le ocurrió que el pobre toro, además de ser usado para diversión de unos degenerados que les encanta ver cómo un tipo al que llaman torero molesta al toro para demostrar que él es más inteligente, encima se le monta sobre un cuerno causándole ahora arcadas de repulsión al toro de tener que aguantar ese olor tan cerca sin poder patearle bien el traste como se merece.
Repulsión y desagrado dicen haber sentido algunos, yo tengo eso mismo, pero por la gente que se divierte a costa de un animal, atrapado, secuestrado, que no puede salvarse de un destino cantado, la muerte, sin ahorrarle disgustos al pobre animal al que encima torturan con una cincha por el placer de verlo enfurecerse.
Leí que algunos se preocuparon por taparle los ojos a los niños para que “no tengan pesadillas”, digo, yo, no les da vergüenza lo que aprenden esos mismos niños de los adultos ¿en el trato de los animales?
La foto era necesaria, sí señor, pero para mostrar la crueldad humana, exhibirla, denunciarla.
Es más, yo desde este espacio, hago extensivo mi reclamos a otros animales, por ejemplo al pollo con papas, al pollo asado, a la sopa de gallina, al pollo frito, al pollo a las brasas.
Yo quisiera verlos a ustedes si otro se deleitara comiéndose sus parientes. |