Hay gente que se dedica a cosas que uno ni se imagina, para mi es como dedicarse a ver secar la pintura en la pared.
Esto es lo que hizo un hacker, que dedicó a espiar información que empleados de Twitter dejaban en otros sitios.
Con eso, dedujo contraseñas y accesos al propio Twitter y se tomó el control total del sitio. Tarea estúpida si la hay, 5 minutos de fama lo tienen en la carcel desde el año pasado.
Lo descubrieron porque se dedicó a publicar información interna que obtuvo lo más cómodamente, entrando como con la llave maestra de la “casa”.
Dicen que entró a la cuenta, por ejemplo, de Barak Obama.
A raíz de ese “chismerío”, se le descubrió una estafa de 15 mil euros, cosa que lo mandó a la carcel, si no se hubiera metido con el mandamás de USA, quién sabe, hubiera zafado.
Yo, que soy desconfiado, me pregunto cosas, la estafa, por ejemplo, no la cometió con Twitter, entonces cómo se supo.
Si obtuvo los datos de las actividades de empleados, cómo supo a dónde seguir a los empleados, cómo obtener esos datos.
El hacker, se llama Coll, tiene 25 años, y dicen que no tenía mucho conocimiento de tecnología.
Yo me pregunto: si él pudo, ¿ por qué yo no? ¿ah?, no me voy a discriminar a mi mismo diciéndome que no puedo ¿no?, yo sería sumamente discreto, no andaría publicando nada privado, al contrario, me apropiaría de lo público, billetes por ejemplo. O acaso no son de la gente los billetes, o acaso yo no soy gente.
No tengo la menor idea de cómo se hacen esas cosas, pero una cosa sí sé: a este lo descubrieron por bocón, cuántos habrá que silenciosamente se “apropian” de lo “público”.
Este, publicó además en una revista cómo entró a la Administración del Twitter. Lo más fácil, rastreó información que el empelado tenía en su propio sitio, datos comunes, código postal, lugar de residencia, y con la “pregunta secreta”, dedujo la respuesta.
Yo por las dudas, coloco una pregunta secreta bien complicada, por ejemplo, la construyo por mí mismo, y luego la “pregunto” al posible espía, por ejemplo, la pregunta es: “cual es tu segundo nombre de pila”, el tipo se llama por ejemplo: Claudio Edgardo, el tarado responde: Edgardo, y por supuesto, no pasa nada, porque nunca revelo que es el primer nombre, no el suyo, el mío, que es Caludio.
Soy un vivo bárbaro yo.
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