Sí, ustedes, los de Sintagmas, con tanta publicación y alarma con el tema de Perú, pensé que si Google está en Perú, solo porque Estados Unidos se quiere robar el agua de ese país, cómo no conseguirá el Oscar para su película.
Me doy cuenta de la desproporción, claro, qué importancia puede tener esa, amañada históricamente, estatuilla tras la cual se mueven intereses que uno ni sabe, pero, no sé por qué, si no lo recibimos lo despreciamos, y si lo recibimos somos los reyes.
Los premios tienen esa cosa de hacernos creer.
Por otra parte, la tensión generada en estos días por el asunto, nos hizo esta escuchando esa aburrida ceremonia durante horas, para desentrañar en un segundo la tan esperada noticias: Tenemos un Oscar, ¿y?
No sé, pero yo me puse a gritar como loco, pero no por la película, ni por el directos, sino por Darín, que me parece un actor que la yuga, se mantiene ahí, no transa con la carencia de ideas y se sostiene como actor en Argentina, actor puro, sin caer en la tv basura, a puro talento y modestia.
Era hora que recibiera un reconocimiento internacional.
Mientras, se ven otros actores con trabajos y convocatorias internacionales, Darín se sostiene solo, humildemente, no anda haciendo escándalos en la tv, y por suerte no lo vemos cediendo al vicio público de declara frases schock, de dudoso gusto, o de dudosa simpatía, para sostenerse en la tv basura, como el compañero de rubro en la película.
Reconozco que me pareció buena la actuación de Francella, de quien no tenía ninguna duda que es buen actor, hay que serlo para sostener el papel de pavo, ganar dinero con ello y seguir con dignidad.
Pero a mi me gusta mejor su hermano, y no pude dejar de pensar, cuando vi la peli de “El secreto…”, que en ese papel, el hermano de Franchella hubiera destacado, no logro recordar el nombre, es un actor del que no se habla hace mucho, actor dramático, que no usa el apellido del hermano.
De Francela, asombró, pero dejando de lado ese cambio de rol que realzó una actuación que descascó por lo inesperada, no por excelente, no le restó a la película, que ya es mucho.
Luego, una mención especial para ciertos aspectos del diálogo, sobre todo respecto a las conversaciones filosóficas sobre la memoria, los recuerdos y todo eso, son conceptos Borgianos, y en algunos destellos del guión se nota la presencia de Borges.
Estoy aliviado, de me pasó un poco la paranoia que me están sembrando en Sintagmas.
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