Los mercados “despertaron” tarde, y para cuando se dieron cuenta que Google se volvía gigantesco, ya fue tarde.
Despacito, Google fue tomando posición como el buscador más consultado y eso le trajo aparejado lo que trae la fama, la posibilidad de generar negocios millonarios.
Para cuando los otros despertaron, las posibilidades de compertir son muy bajas.
Apareció Bing como respuesta a la manipulación de google del mercado de e-commerce y afines.
Si querés triunfar, dice el mito, tenés que conseguir la “atención” de Google, si no, estás muerto comercialmente hablando.
Entre otros inicios de batalla, Microsoft intenta con una alianza peligrosa: manipula sus resultados (mismo método del que acusa a Google) para favorecer los vínculos de los registrados en Facebook.
Con ello se planta en algo que ya es obvio a todas voces: A Google se lo ataca, pero no por justicia, por inescrupulosos, sino porque no se les ocurrió antes a los otros.
Los pobres usuarios estamos en medio de esta lucha de gigantes, y obtenemos lo que en todas la guerras: resabios, restos.
Aquella versión de que se encuentran los “mejores” contenidos, quedó atrás, encontramos los que ellos digitan que encontremos.
A esta altura y de tanto renegar con las prácticas antiéticas, todo eso ha dejado de ser falto de ética, pues la falta de ética era “vendernos” una idea, de equidad y transparencia pero realizar convenios, manipulaciones y tener una organización montada para el monopolio y la explotación de un recurso que es casi patrimonio de la humanidad: Internet.
Ahora, las cosas están claras, Google, Bing, Facebook, no son más que comercios que nos tienen a nosotros como productos.
Somos comodities, mercancías en disputa.
Microsoft y Facebook, hicieron público este convenio, como manera de competir contra Google en el liderazgo publicitario.
La competencia siempre ha mejorado el producto, pero como ahora, el producto somos nosotros, me pregunto si será posible que mejoremos.
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