Yo creo que la vida es simple para algunos, en cambio otros, los que nos vamos quedando como otros, porque todos alguna vez fuimos algunos, se nos va poniendo complicada.
Y eso de pasar de algunos a ser otros, comienza cuando comenzás a notar que tu cuerpo vive una vida y vos otra.
Y no lo digo por los grandes problemas, lo digo desde los pequeños; yo, por ejemplo, empecé a notar el cambio en la cera de los oídos.
Antes me hurgaba ese orificio disimuladamente, cuando me picaba, y no me pasaba nada, incluso, si alguien se percataba del gesto me sonreía, ahora me miran con cara de asco.
Pero más allá de los algunos, una cuando es el otro, empieza a percibir el asunto de modo diferente, para empezar, antes, la cera de los oídos se fabricaba y desaparecía sin que te dieras cuenta cómo, ahora, tengo que andar escarbándola para ver por qué me molesta en el oído, y encima, nunca encuentro la solución, la cera se genera, parece, siempre, la mía está seca o rara, no sé, ahora la noto, antes ni cuenta me daba que existía.
La peor parte es cuando buscas en Internet, y te das con que sólo en los sitios para mujeres hay comentarios sobre el caso de la cera en los oídos.
Para empezar, le llaman cerumen; cuando te adherís a usar el nombre correcto de las cosas sin nombre específico, es una señal que estas para el geriátrico, y si encima todos los consejos vienen de mujeres, para mujeres, en sitios de mujeres, se convierte en un problema de género.
Luego vienen las contradicciones, el cerumen no es la causa de la pérdida de agudeza auditiva que sobreviene con la edad. Pero cuando el cerumen comienza a ser un problema porque te tapa el sonido, lo primero que te dicen: es la edad.
En qué quedamos, es de la edad o no lo es.
Tengo muchas cuestiones al respecto, un es que me pregunto por qué la naturaleza permite que un bicho emoliente como la abeja produzca la misma sustancia con mejor destino que las orejas humanas.
A quién puede parecerle justo esa desequilibrada distribución de recursos.
Lo que leí al respecto es que si hay problemas de resequedad de cera en los oídos, el mejor remedio es escuchar música por encima de los decibeles usuales, eso hace que el oído comience a generar cerumen fresco, recién salido del horno.
Entonces, queridas, queridos, en cuanto surja el problema, hagan como yo, vayan a cuantos recitales de rock aparezcan, compren un dispositivo mp3, bajen los rington más dark al celu, que mientras otros ven una abuela rockera, la prosaica realidad es que estoy con un proyecto Entrepeneur, convirtiéndome en una usina generadora de cerumen con la idea de organizar una fábrica de velas.
A la edad hay que enfrentarla con proyectos nuevos.
Adelaida Sharp |