De todo tenemos dos cosas, o al menos de la mayoría, menos de lo importante, como el corazón, el hígado.
Algunas señoras de edad parecida a la mía, se les da por la hipocondría, cuando tenés mucho tiempo para pensar, y lo de afuera ha dejado de interesarte, lo único que te queda es mirarte para adentro, y claro, todo adentro se ve mal, digamos que asqueroso cuanto menos.
Así que cuando mi nieta me dice: “Abu, no persigas a mi novio pidiéndole mp3 de Iron Maiden”, yo tengo ganas de decirle que tuvo suerte que no lo persiga con la hipocondría.
Lo más extraño de los síntomas de la edad, es que parece que suele calzar varias vidas, una la que anuncia el médico: hipocondría, te dice el medico; otra la que traducen tus hijas: nervios mamá; me dicen, otra la de mi nieta: Abu no tenés nada, ¿no vez que tenés los dientes completos y todo?, nadie que esté enfermo tiene todos los dientes, y si estuvieras enferma, tampoco escucharías a Iron Maiden, y así, cada uno interpreta.
El caso es que en esta edad, todo es sospechoso y tiene varios nombres, y como muchas nos ponemos así, nerviosas, con hipocondría o con el gusto por escuchar a Iron Maiden, el asunto se dirimió en el quirófano.
Resultó que la hipocondría, los nervios, Iron Maiden se articulan con la vesícula, entré con ella, salí sin ella, y todos los nombres pasaron a ser una especie de sinónimos entre sí.
Desde aquella vez, cuando digo algo y me quieren desviar el concepto, yo les digo, sí, debe ser los nervios, los mismos que me sacaron junto con la hipocondría y la vesícula., aunque Iron Maiden se resistió y no se dejó extirpar.
Después de todo no resultó tan malo, me introdujo en otras cavilaciones, porque a raíz de esto, me enteré que si bien hay cosas que tenemos dobles, hay muchas más cosas que tenemos de sobra.
Hasta ese momento, por ejemplo, yo sentía que tenía de más alguna que otra arruga, pero no, resulta que el hombre ya viene de fábrica con algunos órganos innecesarios, funcionales cuando éramos parientes más cercanos a los monos, pero inútiles ahora; este punto no lo entiendo bien, porque seguimos siendo parientes de los monos, pero menos.
Más o menos son cantidades anónimas parece.
El apéndice, por ejemplo, residuo evolutivo; el rabo, un hueso triangular en el principio de la alcancía; algo insospechado: la pequeña aleta en el borde de la oreja, que antes parece que era como la de Dumbo, tapaba la espiral de la oreja, que ahora está expuesta.
La noticia que me cayó mal es que las muelas del juicio también son inútiles, y yo que las cuido y limpio con el cepillo con responsabilidad, para mostrarlas orgullosamente.
Las amígdalas, que en algunas personas hasta hay que sacarlas porque se infectan, y así, no me acuerdo qué otras cositas.
En la última visita que hice al médico, hablando de esas cosas, le pregunté por el himen, que me parecía una cosa absurda que ha provocado tantos dolores de cabeza a la humanidad, provocando más sangre y sufrimiento que él mismo al romperse; pero no, parece que eso no está de más, aunque no está clara su real función.
Como las explicaciones no me convencieron, recurrí a la hipérbole: pregunté si las gallinas tenían himen, si las abejas tienen himen, si las serpientes tienen, y así, pero el doctor no pudo o no quiso contestarme, y yo, ante su cara, y el movimiento de la boca sin palabras, no supe decidir si estaba consternado o si quería insultarme, así que para pasar el momento le dije: no se preocupe, no me haga caso, seguro que es la hipocondría que me sacude los nervios luego de escuchar a Iron Maiden.
Y no mencioné la vesícula, porque ese órgano parece que es útil y no un despojo evolutivo.
Pero al final el tipo logró decirme con una voz neutra: esa pregunta se la tiene que hacer al ginecólogo.
Así que ahora estoy esperando fecha para esa cita.
Adelaida Sharp
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