Medio millar de muertos en Nigeria debido a la intolerancia religiosa. Ese es el saldo del enfrenamiento entre musulmanes y cristianos.
El epicentro es la ciudad de Jos, en Nigeria. En donde no hace falta ningún terremoto ya que los hombres se ocupan de hacer el trabajo de la naturaleza.
Los cadáveres se encuentran en sitios escondidos, cada comunidad, aprovecha la inestable calma para dedicarse a buscarlos.
Hay casi la misma cantidad de cristianos y musulmanes y aunque ambas religiones estan influenciadas por las tradicionales creencias animistas, que las aúnan en más de un hecho, el rechazo entre ellas las coloca en enfrentamientos constantes.
Cualquier oportunidad es utilizada como mecha para encender hostilidades, y no hay ninguna actividad que pueda realizar una de las comunidades sin recibir el rechazo y hostilidades de la otra.
En un mundo que enfrenta tragedias como las de Haití y posible extinción debido al calentamiento global, la fuerza del poder religioso debería usarse para la tolerancia y el bien y no para la violencia y la separación.
Qué lejos estamos de ser especies concientes en este planeta que estamos ayudando a extinguir lentamente.
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