Hacete de goma, Redrado, así te guardan en un frasco de gelatina y te venden como toy.
Ya sos cadáver y no te diste cuenta.
No sólo porque ante los Kitchner dejaste de existir, sino que ningún otro político se animará a tener en sus filas un traidor del mismo cuño que Cobos.
Lo de Cobos es hasta gracioso, pero lo de Redrado es directamente suicidio.
El pago de las deudas públicas siempre son un motivo de controversia, porque la mitad de la población, o más no cumple con sus propios vencimientos, de manera que no ve como de fundamental importancia que las deudas del estado se cierren tiempo.
Mientras, Cristina, alienta una esperanza de continuidad, sino, no se arriesgaría a un movimiento tan audaz, usar fondos reservados para cubrir pasivos.
Fondos que de esta manera, muy difícilmente vuelvan a las arcas, de las que siempre sale y poco entra, pero es un indicador, el indicio es propio de las dinastías, el kirchnerismo apuesta a seguir en su lugar y con ello cavar otro pozo para rellenar este, dejando convenientemente camuflados los agujeros para poder continuar con la bicicleta.
En fin. Es un asunto sórdido, que traerá consecuencias de todos modos.
Aunque el BCRA se supone autónomo del poder ejecutivo, se sabe que esto nunca fue así y que sus funcionarios están señalados a dedo por el gobierno de turno.
El asunto es que tanto como si se van los Kirchner, como si no, el agujero queda igual, o en formato de deuda pública o en formato de faltante en el tesoro Nacional.
Entre dos males, la pelea es definir cual es el mal mejor, y por supuesto, las decisiones serán del que tenga más poder.
El asunto en sí no beneficiará al país, ni a ninguno de nosotros, sino que solamente inclinará la balanza de poder.
Pobres nosotros, los que pagamos impuestos, los auspiciantes de la disputa, nunca los beneficiarios.
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