Ya apareció un robot camarero. En Tailandia se usa una robot para atender clientes.
Dicen que atiende con gran precisión, aunque a mi me gustaría saber a qué se llama precisión.
Pienso en las situaciones que se dan en un concurrido restaurant. El mozo humano tiene en cuenta en dónde están los clientes y qué hacen, desarrollando una técnica de esquivarlos dignas de un malabarista, en cambio con un robot, los clientes los que deben saber dónde está para esquivarlo.
Yo, como cliente, me siento bien atendido en un lugar donde el mozo se fija qué hago yo y logra no volcarme algo encima, no iría jamás a un lugar en donde yo me tengo que fijar donde pongo el pie no vaya a ser que quede bajo la pata de un enlatado que vaya a saber cuánto pesa.
Ya sabemos que para el dueño debe ser una buena noticia, no tiene que pagarle sueldo ni tiene días de descanso ni faltará por maternidad, pero sepan que yo, como cliente, prefiero unos ojos humanos que me miren.
Tengo miedo que esto se difunda, los japoneses tiene siempre esta cosa de la eficacia y otros aspectos que dejan lo humanos en plano subterráneo.
Dicen, además, que es el futuro de los restaurantes.
El empleado de lata le salió 150.000 euros, y hace el trabajo de 8 personas, a la vez, sin equivocación.
Los camareros desempleados, agradecidos.
Dicen que necesitan como dos años para recuperar la inversión, veremos si en dos años sigue siendo tan preciso y si los gastos de mantenimiento soportan la extravagancia.
Personalmente creo que hay cosas más importantes en las cuales desperdiciar esa idea, por ejemplo, serían muy útiles para los hospitales, pero no para suplantar a las enfermeras o médicos, sino para complementarlos.
Por ahora se desplazan por un raíl, con lo cual, como dije, los humanos tendremos que acomodarnos al monstruo.
Mientras, parece que el dichoso invento no puede servir bebidas y no pueden recoger platos ni cobrar, es decir: esperemos también que se oxiden antes de generar ganancias, encuentro desastroso que esa idea se difunda. |