Hace tiempo leí un viejo chiste sobre Dios, aunque no sé si es chiste que consiste en un diálogo de Dios y un judío que está en el muro de los lamentos y es más o menos así:
El hombre pregunta: ¿Dios?
Dios contesta: ¿Si?
H: ¿Puedo preguntarte algo?
D: Dale.
H: ¿Qué es para vos un millón de años?
D: Un segundo
H: ¿Y un millón de dólares?
D: un penique.
H: Dios, ¿podrías darme un penique?
D: Espera un segundo.
Es para mí el diálogo total, el que tiene todas las respuestas, el mismo lenguaje vuelto en sí mismo es la respuesta.
Me doy cuenta que en mi familia escribimos nuestras respuesta en historias tras historias y casi todas tienen que ver con Dios, el problema es que todos admitimos y nos creemos agnósticos.
Otro que marca mi rumbo es:
Un filósofo se preguntó dónde está Dios.
Moisés contestó está aquí, y se señaló la cabeza indicando el pensamiento,
Jesús dijo: está aquí y se señaló el corazón.
Marx dijo: está aquí, y se señaló el estómago.
Freud dijo: está aquí, y se señaló el sexo.
Luego vino Einstein y dijo, todo es relativo.
Y así, a através de estos chistes, que son prácticamente máximas, vamos configurando nuestros actos, me refiero a mi familia.
Hay gente que cuando va al psicólogo, recurre a sus recuerdos, yo me dedico a contar chistes y ya puedo contar toda la historia de mi familia y las máximas que rigen nuestro comportamiento.
No sé dónde leí que en Argentina hay el mayor per cápita de ciudadanos por psicoanalistas, cómo no va a ser así, si el psicoanálisis justamente trata el asunto de la identidad, y no hay mayor problema de identidad que te provoca el haber sido un pueblo perseguido y nómade, el asunto es que nosotros no nos psicoanalizamos, cuando queremos señalar algún problema en esa sentido, nos contamos este:
Jesucristo estaba realizando uno de sus habituales paseos por el cielo, cuando de repente se cruza con un hombre de largas barbas, vestido con una túnica, con un rostro venerable.
Jesús, mirándolo con una mezcla de emoción y sorpresa, le dice:
- Perdone, buen hombre. Yo a usted le conozco de algo... usted en la otra vida qué hacía.
- Yo hace muchos años que ya no estoy en la otra vida, casi no me acuerdo, en la tierra era carpintero, recuerdo que tuve un hijo que se hizo muy famoso en toda la humanidad al cual quería mucha gente.
- Al oír estas palabras, Jesús abraza al venerable anciano y grita:
-¡Padre!,¡padre!
A lo que el viejo replica:
- ¡Pinocho!
De lo que se trata todo en realidad, que la vida, a través de la palabras van por un lado, pero la interpretación va por otra.
Algún día ambas vídas se encontrarán, entonces, quizás ese día me encuentre conmigo mismo y me desconozca.
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