Es terrible leer la cifra que se dice que hay de medicamentos adulterados, dicen que el 10 % del mercado mundial, pero si se da una cifra, en principio es la parte que se conoce, quién puede asegurar algo sobre lo que no se conoce.
En Buenos Aires, en una reunión de especialistas, afirman que en los países pobres como el nuestro, la cifra sube al 20%.
La cosa es tan grave como que estos medicamentos se usan para enfermedades fatales como el sida, el cáncer, la tuberculosis.
Aunque aquí hemos leídos todos que hay funcionarios responsables de tales falsificaciones, en el fondo siempre son trascendidos, cosas en las que la mayoría no sabemos en qué queda, pero no respecto al responsable, sino respecto a los productos, qué caminos siguieron, si se decomisaron, si están en el mercado, no sabemos nada de eso.
Con decir que es un flagelo mundial no nos consuela, la realidad es que basta que haya una sola persona víctima de la falsificación para que haya que un operativo real que descubra las fuentes reales de tales actividades.
Los anuncios de la OMS, organización mundial de la salud, por más directo y por más declaraciones que hagan no garantiza más que generar la sensación de que se hace algo, pero en realidad, en cada ocasión, el descubrimiento de nuevos medicamentos falsos que se da casualmente no hace más que aumentar el porcentaje de medicamentos falsos que se informa.
Sobre medidas reales, no se sabe nada. Entre otras cosas porque de lo que sí se sabe es de la cantidad de dinero que genera al delincuente, que es la misma que se informa como pérdida, se hablan de cifras que ni me puedo imaginar, 70, 80 millones de dólares, cifra que se lamenta como pérdida, pero que nunca se dice cual es el equivalente real de esa pérdida, que son las vida humanas.
Francamente me tiene sin cuidado la pérdida de las farmacéuticas, no me van a decir el cuento que ese dinero sirve para investigaciones cuando lo que se ve es que esas empresas son un negocio redondo que justifica la riqueza extorsionándonos con la salud.
¿Las normas de seguridad?, bien, gracias, ¿usted las conoce?, ¿alguien las lleva a cabo?
Parece más que se sencillo controlar que se lleven a cabo la tarea de los inspectores, sin embargo estas cosas siguen pasando y los únicos presos son el final de la lista, los distribuidores.
Mientras, los usuarios, ¿cómo reconocemos un medicamento real de uno falso?, no sabemos
Hasta para reconocer los billetes falsos hay información, de los medicamentos ni sombras, estamos completamente expuestos.
Los responsables: en casa durmiendo lo más tranquilos.
|