Así definen a Marisol Valles. En octubre, se publicó en los diarios la historia de esta mujer, que con un bebé en brazos y veinte años, aceptó el puesto de jefa de policía de Práxedis, ubicado a pocos kilómetros de Juárez, menos de una hora en auto, 75 km, esa ciudad que es tan conocida por la violencia.
A distancia, cualquiera pensaría que es un caso de “cabeza de turco”, ponerla bien visible, en un puesto que ni el hombre más duro aceptaría, algún as bajo la manga se espera que presentara.
Parece que no es el caso, más bien parece inconsciencia.
En mi opinión, tanta exposición, la ponía demasiado a la vista, se habló sobre ella en los diarios más importantes de Estados Unidos, esos países siempre buscan “héroes” para catapultarlos como ejemplo, y luego viene algún desastre, total, la cara la pone otro.
Apareció en The Washington Post, en Teh New York times, y otros.
Se la vió en la tv colombiana, francesa, japonesa y el pueblo, ignoto hasta ese momento, de repente fue noticia.
La mamá, decidió mostrarse enfrentando situaciones que es muy difícil de digerir, creo a los veinte años, y mucho menos enfrentar.
Sus antecesores, todos hombres duros y con experiencia, habían sido ejecutados o habían renunciado apenas supieron que sus vidas estaban en la lista de sicarios.
La propaganda debe haber dado resultado, porque se contagió a otras mujeres, otras amas de casa, la apoyaron aceptando puestos similares en otros municipios, inspiradas por Valles, a través de la televisión.
El Valle de Juárez, ya se sabe, es ciudad tomada por los cárteles de la droga, y se sabe que tienen todo controlado desde hace años, el que sea que se opuso o interfiere, desaparece o tiene que huir.
Qué hace que alguien nombre a una joven mamá de veinte años en semejante puesto: la irresponsabilidad, o alguien controlado por el cartel que quiso colocar a alguien “propio”.
No se explica de otra manera.
En muchos medios, se tomó el asunto por el lado jocoso, ridiculizando a los pocos hombres valientes que necesitaron que una mujer se hiciera cargo del puesto más peligroso que alguien podría ejercer.
Todo el circo, despareció re repente, la mujer más valiente de México, como se la llamó, tuvo que pedir asilo político en Estados Unidos, amenazada su vida.
Marisol Valles, desapareció de su trabajo, cientos de amenazas y muertos aparecieron desde su gestión, lo cual la hicieron poner un pié en la tierra y empezar a correr.
La noticia de su huida, la emitió el fiscal del estado de Chihuahua, por haber recibido amenazas.
Cuatro meses se sostuvo Marisol Valles, bastante más que los hombres, o al menos algo.
Dicen que su oficina estaba adornada con balazos en la puerta, y mucha humedad, así intentaba hacer su trabajo, escuchando las quejas de los vecinos y dictando ordenes, además de las entrevistas publicitarias, que a su vez eran las encargadas de ayudar a los asesinos agazapados recordándole que había docenas de asesinados antes que ella, en el mismo puesto, así como activistas de derechos humanos e inocentes que se interpusieron en los ataques.
Es decir, se encargaban en forma gratuita de trasmitirle el mensaje que es precisamente de lo que se encargan los delincuentes.
Desde que aceptó el puesto hasta hace una semana que desapareció, hubo 400 muertos.
Digo yo: ¿alguien sabe algo de ella?, ¿alguien le consta que está en Estados Unidos?
Me permito el beneficio de la duda.
Mientras el alcalde de la ciudad declara que si no se presenta a trabajar, el puesto queda vacante.
Lo que tampoco sabemos es qué pasó con el resto de las mujeres que se animaron, luego de esta huida-desaparición inesperada.
Algunos perspicaces dicen que tal vez fue una jugada de la mujer para terminar en Estados Unidos, protegida ahora por un sistema que la catapultó a heroína prematuramente.
Tampoco se sabe si logró algo en los cuatro meses, ella declaraba que se dedicaba a la situación social del pueblo, aunque no sabemos bien qué significaba eso, ya que el jefe de policía se supone, se dedica a la seguridad de los pobladores.
No sabremos qué pasó, me parece.
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