En España, se ha lanzado una especie de concurso, o algo parecido en el cual se anotan pueblos. El premio, no es dinero, ni lugar para organizar una fiesta, siquiera para otorgar un premio o sede de un deporte, ninguno de esos, es para albergar residuo atómico.
Hasta no hace mucho había peleas entre países para evitar que se usen como basurales de elementos atómicos, no sólo por las accidentes posibles, que los ejemplos son muchos y graves, sino además por la contaminación posible, que no pasa ni en uno a cien años, sino que se cuenta en miles de años.
Una locura.
Aunque parezca mentira ya se han anotado muchos, don dinero es poderoso. Se supone que la ciudad seleccionada se verá beneficiada con un jugoso monto de alquiler.
Ahora las situaciones son confusas, porque ¿quién tiene voz y voto para proponer la ciudad?, el jefe del ayuntamiento.
Analicemos la situación: los poderosos siempre se quedan con su bocado, el cual les permitirá irse a Jamaica, pongamos, en caso de un “problemita” con el asunto.
El proyecto está basado en una experiencia del año 2003, instalado en Holanda que también centraliza desechos nucleares.
El pueblo elegido, tiene que disponer de un predio suficientemente cómodo para la instalación, tierras que no podrán usarse para otra cosa.
La inversión total se prevé en 700 millones de euros, de ese monto, 12 millones se reparte entre: el municipio que albergue esta papa caliente, el 40 % y los municipios de los alrededores el 60 %, estos alrededores son 12 kilómetros a la redonda.
Es decir: unos pocos, tiene el poder de decidir que en un total de 13 hectáreas, más los 12 km subyacentes sea un campo minado, para que esos pocos administren los millones por el riesgo.
Qué miedo tengo, como están las cosas en Argentina, no me extrañaría que alguien sugiriera lo mismo por aquí, o que ya lo haya hecho sin que nos los cuenten, total, aca cualquier tren les queda bien y todo sigue igual, sino, mirenlo a Menem, suelto y sin culpa y cargo.
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