Siempre me ha molestado las atribuciones que se toma Google para sus decisiones inconsultas, sobre todo porque lo que hace esa empresa afecta en mucho a millones de personas, lo cual, en vez de tomárselo con responsabilidad, ha asumido “el poder”, haciendo que los usuarios tengamos que “trabajar”, para Google, en vez de para los clientes.
Ahora, luego de que ya es un poco tarde, cuando ningún estado advertía el poder creciente de esta empresa a la que ya nadie parece poder detener, está en cuestión asuntos de estado.
Específicamente Alemania, que tiempo atrás presentó una protesta sobre de por qué el software de Google, tiene acceso a información del planeta, vía Google map, o su producto Street View con un detalle impresionante, geográfico, a nivel de 5 metros sobre la calle.
El gobierno Alemán, levantó todas las alertas, y sus ciudadanos también, por primera vez alguien dijo lo que se sabía subrepticiamente, ese producto es una actividad consensuada a la posibilidad de espiar a los países.
El país entero se opone a la toma de imágenes por parte de esa empresa de sus calles o zonas, considerándolos datos privados, y no permite que Google obtenga imágenes de sus casas.
Mientras muchos están fascinados de ver desde el cielo la ropa tendida en el patio de su casa, hay al menos un país, que se ha permitido ver tamaña invasión de una forma objetiva: es una violación a la intimidad de los ciudadanos.
Si bien mi propio país, Argentina, no tiene suficiente visión para al menos cobrar por ese servicio, que por lo menos permitiría aprovechas económicamente nuestra “vista”, sigue ignorante, permitiendo que los beneficios económicos se redirijan a esa empresa.
Google recoge señales wifi de los edificios que fotografía y se escuda para realizar esa práctica en la excusa: muchas compañías lo hacen.
Es hora que los países despierten y se den cuenta que los objetivos georeferenciales son datos que permitirían una rápida conquista por parte de un país reconocidamente conquistador, hacia cualquier país que, con menos recursos, ni siquiera se ocupa de control esa actividad.
Dicen que la técnica de StreetView es recorrer en automóviles las ciudades y fotografias las calles para ofrecer mapas visuales en Internet, pero nadie explica cómo se logra desde un auto vistas por encima de los edificios, a nivel de detalle increíble.
Ya Suiza, hizo un más tibio convenio de detener esa actividad, hasta que se estudie cual es el impacto en la privacidad de los ciudadanos.
Lo real es que ningún país latinoamericano parece advertir el peligro de esa actividad, que le ofrece información no sólo a países conquistadores, sino a delincuentes, ladrones, y quién sabe qué otros peligros.
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