Microsoft y Google van a terminar como el ouroboros comiéndose entre sí. La imaginación para generar necesidades inexistentes en nosotros los comodities es incontrastable, hablo de miles de aplicaciones que se generan para dispositivos, ahora bajo la fábula Android.
El Android, es el sistema operativito de Google preparado para administrar aplicaciones en Tablets, celulares y otros dispositivos aún por inventarse.
El asunto es que cada vez que sale algún artilugio nuevo, supone que hay una “investigación” basada en nuestras necesidades, necesidades que nosotros descubrimos una vez que ellos no las revelan.
El tema es que, con su vampiro buscador, el que se supone que sabe cuáles son esas necesidades es el Google, pero resulta que antes que el buscador el generador de aplicaciones es Microsoft, le resulta difícil a Google “encontrar”, alguna de esas necesidades que tenemos (aunque no lo sepamos), que Microsoft no haya descubierto antes y cubierto de alguna manera, mediante algún software, aplicación o lo que sea.
De ese modo se plantea el curioso hecho de que aunque Google tenga los datos para conocer cuáles son esas necesidades, Microsoft ha usado la intuición y ya ha generado algo a propósito.
Es por ello que a Google le está resultando difícil el tema de las patentes, ya que por deducción, cualquier cosa que “surja” de su “laboratorio” de análisis es posible que ya esté patentado por Microsoft y lo que no, lo cubre Apple.
De este modo se produce una curiosa táctica de mercado, Apple mantiene sus patentes bajo apercibimientos y demandas y no cede ni un tranco.
Microsoft pacta, es por ello que se dice que cada cosa que contiene Android, le paga a Microsoft la parte del león en más de un 55% del valor que le cuesta al cliente sostener la infraestructura Google.
Por qué elije la gente productos Google en vez de recurrir al original de Microsoft son de esos misterios del marketing.
Google está gastando una fortuna en centro formativos, universidades en “regalar” cursos gratis para desarrollar aplicaciones, asistí a uno que se realizó en cierta universidad de Puerto Madero, en la que se ofreció un almuerzo y merienda gratuitos y al que hubo que asistir munidos de notebooks y lo que quisieran tablets, para recibir el entorno de desarrollo de Android, Eclipse y curso de aplicaciones en Androide.
Esto en forma masiva, imaginen la intención: Google invierte en los miles de desarrolladores que en forma gratuita generarán las aplicaciones con que ya cuenta Microsoft, pero ahora bajo un ícono verde con forma de robot y bajo la hipnótica fantasía de “estar en lo último”, sin detenerse a pensar qué retorno implicará la inversión de lo más valioso que tiene el hombre: el tiempo.
Sobre todo para crear cosas que ya existen. ¿Cúal es la probabilidad de generar algo que no exista y se transforme en tal boom que nos haya millonarios? Ninguna. Lo que sea que hagamos, ya existe y además quedará obsoleto apenas aparezca otra idea que descubra cualquiera de los gigantes de aquello que nosotros necesitamos, aunque aún no lo sabemos.
El mayor logro de estos gigantes es conocernos mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos: insensatez.
Google acaba de hacer un movimiento en cifras millonarias para proteger patentes de aplicaciones compradas a IBM, acción que ha generado la reacción en empresas como Sony o Motorola y otras en “unirse” y organizar un “pool” de dinero para la adquisición de otras tantas aplicaciones a los fines de protegerse a su vez, ambas acciones del mismo tenor e idénticas intenciones han generado una declaración por parte de Google de “persecución” u hostilidad abierta.
A veces, estas peleas entre gigantes, parece cosa de novela mexicana, personajes de muchos nombres que se pelean con argumentos retorcidos pero iguales, la diferencia está en el premio: cifras con cantidad de ceros que ni imagino. |