Por: Aldo Callalli Pimentel.
Lima-Perú.
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18 de abril de 2012.
Si hay algo que caracteriza el pergeño de algunos fujimoristas es sin duda su incesante proclividad, casi patológica, hacia la mentira y el engaño. Las recientes declaraciones del hijo del dictador, que hoy purga condena por sus crímenes contra los derechos humanos, así lo confirman. Queda claro que el fujimorismo sigue siendo presa de sus propios fantasmas, los del galifardismo y la trapaza.
Ahora, el retoño del dictador suele ser virulento en su prosodia, pero nada inteligente en su discurso. Llega incluso a confundir uno que otro concepto, en una desopilante muestra más que donde no hay es porque Dios no puso.
En primer lugar, el benjamín fujimori afirma que el golpe de Estado del 5 de abril de 1992, fraguado por su padre en complicidad con sectores castrenses y civiles, fue desde su punto de vista una medida “necesaria” ya que “el contexto lo justificaba”. En pocas palabras, una suerte de eterno retorno al pragmatismo político de Maquiavelo. Menciona también que: “los senderistas estaban a punto de tomar Lima”. Sin embargo, los informes de inteligencia revelarían luego que este grupo terrorista nunca tuvo la capacidad suficiente para equilibrar su poder armado con los de las fuerzas del orden. La captura del asesino ‘gonzalo’ evidenció por ejemplo la fragilidad organizacional y la mediocre logística de este grupo genocida. El denominado “equilibrio estratégico” era tan sólo una fanfarronería del cabecilla terrorista.
En segundo lugar, el hijo del dictador llega al paroxismo verbal cuando afirma que “el 5 de abril de 1992 no fue un autogolpe, sino más bien un contragolpe por parte del Congreso de oposición de entonces”. Sin duda, las palabras del también congresista, ¡qué tal distinción!, adolecen de una total y absoluta fatuidad en su persona que le impiden otorgarle claridad a los conceptos que utiliza. O acaso nos vendrá a decir luego que el confucionismo es el ‘arte de la confusión’. Empero, los adláteres de ‘la naranja mecánica’ deben de estar más que confundidos con cada declaración del hijo del dictador. La teoría del Estado es clara; el contragolpe es una medida política que puede ser dirigida por diferentes grupos organizados de la sociedad contra un sistema que ha sido establecido a partir de un golpe. Un ejemplo meridiano de contragolpe lo constituye el histórico levantamiento del 13 de noviembre de 1992; el mismo que en esencia fue un contragolpe de sectores castrenses democráticos contra la dictadura fujimontesinista instalada tras el autogolpe del 5 de abril de 1992. Una lectura de Carl Schmitt y Giovanni Sartori le vendrían bien al hijo del dictador con miras de esclarecer sus valetudinarios conceptos, que adolecen de una caquexia cognoscitiva.
Finalmente, en un típico ejercicio de ucronía fujimontesinista nos dice que: “¿Cuál hubiera sido la tragedia del Perú si no se daba el 5 de abril de 1992?”. El hijo del dictador debería ejercitar más bien una analepsis para recordar que una de las grandes tragedias del Perú tuvo como punto de arranque el golpe de Estado de aquella fecha. Fueron años de sistemática corrupción, quiebre de las instituciones democráticas y violación de derechos. Esa es la gran tragedia del Perú que no debe volver a repetirse. Por ello, es importante entender que: Parendo legibus ordo servatur. Obedeciendo las leyes se guarda el orden. |