Son tremendas las imágenes de lo que ocurre en Egipto y sentir que son imágenes conocidas, las mismas que vimos en diversas ocasiones en nuestro país.
Egipto, un país sin control, sin estado, con gente sujeta a la ira, eso da como resultado una caza indiscriminada de culpables a cualquier costo, aún a costa de la inocencia.
La anarquía y el caos conducen sin duda a fatalidades que luego se habrán de lamentar, pero sin posibilidades de vuelta atrás.
Aún en pleno siglo veintiuno asombra que haya estas políticas de perpetuación del poder que a la larga o a la corta eclosionan de manera violenta, principalmente y más allá del tiempo en que un estadista se perpetua en el poder, está el hecho de que cometen abusos hasta que a la sociedad que sojuzgan no le queda más remedio que enfrentarlos o morir.
En el desborde, ya ha comenzado a ocurrir cualquier cosa, a la falta de cabezas con la cual desquitarse, se ha iniciado persecución a los periodistas que cubren el escenario.
Las víctimas, son buscadas, además de las que el azar provee como mujeres o niños. Esta vez el blanco son los periodistas.
Más de 40 periodistas fueron agredidos desde que se inició la rebelión, golpeados, acuchillados, torturados y saqueados de sus cámaras o implementos de filmación o notebooks en las que registran los hechos.
Se los identifica como la milicia civil de Mubarak, quien habría dado la orden de hostigar a la prensa internacional, repeliéndola.
Todos los medios internacionales están presentes con su personal periodístico, desde nuestro país, Clarín, ya denunció que su personal no ha escapado a la iniciativa.
Los periodistas que pudieron denunciar estos ataques son de los diarios The Washington Post, CNN, ABC News, radio Cope, France 24, Le Monde, Le Figaro, Al JAzira, Le Soir, Al Jazira, Al Arabia, TVE, AFP, AP y como ya se dijo, Clarín.
Se produjeron operativos comando contra los hoteles en donde se alojan periodistas, bandas que se reconocen como aliados al presidente, con el objetivo de evitar que la prensa denuncie la violencia con el presidente intenta retener el poder.
Los periodistas se han visto en situaciones de tener que huir de linchamientos, golpes, persecuciones, desapariciones, saqueos de equipo, y aunque la prensa internacional denuncia los hechos, nada disuade al presidente de incitar al ataque sistemático y sin precedentes contra la prensa, se reconoce detrás de los delitos a las fuerzas de seguridad y partidarios de Mubarak.
Es increíble que los dictadores se sienten tan impunes que no piensan que detrás de todo levantamiento social, o actos de violencia hay un después, como sea que termine la revuelta, o ya proceso interno sin retorno, tendrá que responder de todos modos por todas las acciones que comenta, justificada o injustificadamente.
Los dictadores no comprenden que hay un después y un planeta que los mira y al cual tendrá que enfrentarse cuando ninguna explicación subsane delitos de lesa humanidad.
Esperemos que la mano de la justicia sea suficientemente larga.
|