Solo me vino al coco la imposición del deber de amar. Aprender a hacerlo del modo debido, eficiente y fructífero; tal la labor de desenterrar el talento que había impíamente atesorado y que jamás invertí.
Huelga decir que Jesús el Cristo vino como anillo al dedo
Ah, yo tengo mucho aprecio por Jesús. Bueno, no sé si por él o por lo que dicen que dijo, indudablemente mucho más interesante que lo que dicen que hizo, esas cosas como caminar sobre el agua o multiplicar panes o resucitar de la muerte, un tanto innecesarias para el resto del mensaje.
Yo no estoy seguro si lo del amor al otro como a uno mismo viene como deber o imposición, pero obviamente es una solución inobjetable como pauta de conducta para una especie humana necesariamente social, obligadamente solidaria. Mucho mejor que la infinita enumeración de modos de hacer y castigos para lo mal hecho del viejo Libro, el Amor cristiano es una utopía interesantísima, y que, además, para mi mayor gusto, no requiere de ser ordenado desde un estamento "superior" (desde el mismo Dios Legislador) sino que muy bien puede aparecer como naciendo, ese amor como argamasa para cimentar a la sociedad, desde la mismísima entraña de la humanidad sin más ni más.
Tengo para mí que para muchos humanos el amor al otro aparece como una condición natural, de nacimiento, y lo digo mirando a mi nieto. El egoísmo también puede venir desde el mismo huevo, pero de todas maneras, el intento de imponer el Amor como pilar de la relación entre humanos puede llegar a ser una práctica muy interesante tal y como lo estás presentando, y, repito, ni siquiera para eso resulta necesario postular a un Dios que lo mande o lo registre: alcanza con pararse sobre las piernas de un Hombre, desde ahí se ve aguzando la vista la luz que brilla en el interior de la idea.
Le matrimonio, no sé, creo que es el modo de avisar que está pasando algo superior, lo que pasa es que es superior durante la novedad, luego es trabajo. |