No es ajeno a los tiempos de la contaminación visual, el hecho de que la palabra diseño se ha introducido en el imaginario popular como una manipulación hacia los usuarios o lectores, sometiéndolo a todo tipo de ofertas y administrando la voluntad de la percepción.
El fenómeno del marketing de presenta de este modo con una connotación negativa, sin embargo en lo referente al diseño, definido como el proceso previo de configuración mental, de prefiguración en la búsqueda de una solución en cualquier campo, es en suma un fin, sin un medio.
El medio, es un campo parcial, de alcance diverso, pero inevitablemente condenado al ostracismo del olvido, lo que queda es su resultado.
Etimológicamente deriva del término italiano disegno o dibujo, designio, signare, signado, lo por venir, el porvenir representad0 gráficamente como una visión del futuro, lo hecho es la obra, lo por hacer es el proyecto, el acto de diseñar como prefiguración. Diseñar es entonces la transformación del pensamiento o la exteriorización del mismo, mediante trazados, dibujos, esquemas o delineaciones, proyectado en cualquiera de los soportes, durante, antes o posteriores a un proceso de pensamiento de alternativas o investigación, que puede estar representando una idea compleja, una idea obsoleta, conocida, nueva, irreconocible, o diametralmente descabella; es decir, cualquier resultado implicará el proceso de percepción de una idea llevada al mundo exterior del pensamiento mediante algún tipo de proceso de comunicación desde un sujeto emisor a otro sujeto receptor.
El acto de diseñar, si proviene de un proceso intuitivo, o forma de pensamiento y obra que el autor no puede explicar conciente o racionalmente, podría llamarse creatividad como acto de innovación si el objeto no existe, o modificación de lo existente, inspiración, abstracción, síntesis, transformación.
El campo de actuación del diseño no se circunscribe a medios gráficos, espacios físicos o bienes muebles, sino que es la proyección de funcionalidad del pensamiento en una forma original, que encuentra un medio de expresarse sin estar sujeto al límite más que de la imaginación.
Esta convención del diseño como elemento organizador de la expresión artística, muestra su indudable influencia en todo lo que el artista promueve como expresión, sea escrita, verbal, visual, sonora; no necesariamente con el objetivo del marketing, sino simplemente como un modo de exponer mediante un sistema simbólico con elementos de diferentes orígenes, la inspiración a que todo artista se ve sometido.
En un comentario del autor de Motivos, que expone las razones por las que los autores eligen escribir, me quedó la idea que, quizás, en definitiva sean motivos universales y que no sólo tienen que ver con las escrituras, sino con las artes en general.
Pero que en definitiva, el gesto artístico es sobre todas las cosas incontenible.