Una compañía Startup o Start-up es una idea de negocio puesto en marcha con un historial de funcionamiento, que implica cierto tiempo on-line, y una pequeña cartera de clientes o usuarios iniciales, que mediante el respaldo de algún estudio, se estima con grandes posibilidades de crecimiento.
Generalmente son empresas que provienen del mundo del entrepeneur, usuarios emprendedores que idean y llevan a cabo negocios que se pueden transformar, o ya son, compañías que aportan positivamente al desarrollo de sus países y de ellos mismos, asociado a prácticas innovadores, con gran desarrollo de tecnologías, empleos de calidad y probable orientación al desarrollo sostenible.
Tiene por objetivo general, iniciar su marcha con recursos limitados, apoyado con tecnología moderna, puesta en marcha limitada, lo suficiente como para mostrar el concepto a inversionistas que son la base sobre la que el crecimiento futuro se sostendrá.
En otras palabras es algo así como: lo hago, te lo muestro, ahora invertí en mi negocio para hacerlo crecer.
Lo interesante de estas propuestas son sus indicadores colaterales: es un hecho que el cambio hacia las nuevas fronteras del conocimiento que propone Internet, tiene que afectar sin duda el modo en que la educación de la fuerza laboral debe reconsiderar sus procesos.
Las universidades, en su formato habitual, no parecen ofrecer una solución acorde a esta reformulación laboral, puesto que la adquisición de conocimientos sólidos a través de los títulos universitarios, atentan en contra, a la hora de desplegar la necesaria autogestión laboral y el resultado económico inmediato que los tiempos en crisis aceleran.
Las nuevas formas de empleo, hacen que sean menos útiles los conocimientos adquiridos con métodos que llevan años para habilitar a las personas en su inserción laboral, y los estados no parecen reaccionar hacia esta verdad ineludible.
La escala del cambio en los proyectos Startup, ofrecen una propuesta inmediata, y en el camino, el cambio de vocación es de menor riesgo que habiéndose procurado una educación formal.
Ya no hay tantos taxistas arquitectos, como en épocas pasadas, pero sí hay profesionales que transcurrieron transformaciones en sus perfiles profesionales que no parecen tener fin.
No es el caso de lo que antes de daba en llamar: actualización profesional.
Lejos de eso, el trabajador actual, tuvo que adaptarse a condiciones completamente diferentes a las que supuso al ingresar a la carrera universitaria.
Antes, para poder acceder a colocar una oferta de negocio en un mercado financiero interesante y adquirir apoyo económico, pasaba por una serie de trámites en los que la idoneidad profesional, certificada con un título era importante.
Ahora, una Startup, se presenta por sí misma, expone sus propias cucardas, y su mentor no necesita más que la cara de su idea en Internet para intentar aumentar su combustible con inversores que no necesitan más que el potencial atractivo de la idea, que ya está en marcha, no se trata de ninguna posibilidad.
En Europa, ya es común que hasta el estado intervenga como socio y parte de algunas de estas propuestas.
Lo interesante es que no es necesario ser un gran estratega de negocios, ni, como comenté, estar especialmente certificado, sino simplemente tener una idea innovadora, apoyada con tecnología, quizás, encontrar un socio con ciertos conocimientos tecnológicos y ganas de ponerse al servicio de un sueño, con una proyección que es sencilla de llevar a la práctica, con los simples ingredientes de los emprendedores: pasión, ganas y tecnología.