Hoy lo llaman Trastorno de Ansiedad Social (TAS), pero hasta hace poco los expertos lo denominaban simplemente Fobia Social, en alusión al temor desmedido e irracional que provoca en algunas personas la idea de verse expuestas o humilladas en público. El aislamiento y el silencio suelen ser las injustas vías de escape elegidas para evitar esa situación. Pero existen soluciones. El Zoloft es el medicamento adecuado para tratar esta enfermedad que genera, sobre todo, angustia y depresión.
Con la Sertralina como principio activo, el Zoloft es un fármaco altamente efectivo en el abordaje del TAS y de otras psicopatologías asociadas a la ansiedad, como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y los trastornos de pánico. Los psiquiatras también lo utilizan en casos de depresión grave y estrés post traumático, luego de la pérdida de un ser querido o un accidente.
El Zoloft posee grandes ventajas: los estudios hechos en la población arrojan que este medicamento no afecta el sistema circulatorio ni provoca fatiga o problemas de locomoción, como otros antidepresivos de uso generalizado.
Además, el Zoloft posee una mayor tolerancia que los antidepresivos habituales, por lo que puede ser administrado entre comidas. Estos rasgos lo convirtieron, en los últimos años, en una medicación de casi nulo rechazo entre los pacientes con TAS en tratamiento.
Aunque no existen estadísticas internacionales, se estima que una de cada ocho personas desarrollarán TAS en algún momento de su vida. Y si bien las mujeres son más proclives a padecer trastornos de pánico o agorafobia (miedo al exterior), en el caso del TAS, hombres y mujeres son igual de vulnerables.
Un estudio realizado en EEUU estableció que en ese país el TAS es la tercera patología (13,3%) más frecuente en la población norteamericana. Antes está el alcoholismo (14,1%) y primera la depresión (17,1%), una problemática estrechamente ligada.
Para los especialistas en salud mental, buena parte de los factores que predisponen al TAS hay que buscarlos en la historia del paciente: una experiencia pública vergonzante en la infancia o unos padres que no estimularon los lazos sociales de niño, pueden ser algunas de las claves para entender el problema. No obstante, los expertos recalcan que, al igual que la diabetes o el asma, en los casos de TAS entran en juego determinantes genéticos y factores exógenos, que hacen del tratamiento medicamentoso una herramienta indispensable.
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