Advertidos pues de este epígrafe con que titulo la .
Suelo decir que diría mi opinión al respecto de la relación argento-yorugua. Como estas cosas son para gente inteligente y preparada, descártese desde ya que aquí habrá tan solo disparates. Ocurrencias, antojos letrados. No son mi opinión -que aun no tengo-, sino meros trampolincitos para disparar la opinión ajena. Voy a eso ...
Yo creo que se pueden dar varias versiones de lo mismo: la relación "eros-ares" entre Argentina y Uruguay. Un vínculo de amor y de bronca, digámoslo así. A ver algunas de ellas, no sin antes dar algunas fechas como contexto:
0.- 1680: Colonia portuguesa en Sacramento
1.- 1726: Zabala el asturiano funda un fortín en la bahía de "un Monte vide eu". Versión sencilla que prefiero a la churrigueresca y cartográfica "Monte VIº de este a oeste".
2.- 1777: Tratado de San Ildefonso. Primer pugna entre ambos puertos por el tráfico de esclavos.
3.- 1806: A la tan fiel y reconquistadora San Felipe y Santiago de Montevideo. ¡Juera gringos rubios!, se dijeron aquellos; y llévense su Southern Star (primer periódico de circulación nacional en inglés).
4.- 1814: Artigas protector de los pueblos libres (confederados) es acusado y mandado perseguir por el Directorio porteño.
5.- 1828: Uruguay sale del repollo de la cabeza de Lord Ponsomby.
Entonces, podemos concluir:
a.- Argentina es mamá gallinota, gorda emplumada muy protectora de todos sus polluelos. ¡Bajo el ala!, ¡bajo el ala!, dictaba y pretendía.
b.- Uruguay salió galeto de riña desde chicuelo. Ya antes del ochocientos, pretendía quitarle privilegios a Buenos Aires (capital del virreinato) por asuntos portuarios y aduaneros. Síntoma del petiso engrupido, mas con condiciones pa'l caso.
c.- Argentina por tanto -si es que un país puede tener sentimientos-, extraña a su hijuelo, y siente parcialmente a su respecto, el síndrome del nido vacío. Uruguay en cambio, ha de sentir aquello que sienten los niños abandonados por su mamá. Mamá gallina dejó que nos mandaran hacer rancho aparte, dos portugos cetrinos y varios gringos rubios, con ella mirando mientras nos bajaban los pantaloncitos cortos. Una pues, con una culpa que no le era estrictamente propia, el otro, con un rencor imperdonable maguer comprensible.
Ustedes sienten que nosotros somos ustedes y nos extrañan como parte propia, mientras que nosotros, sentimos por la casa grande (el Virreinato del Plata con sede en Bs. As.) un extraño sentimiento de furia contenida y amor nunca olvidado. ¡Tener que tratar a mamá de hermana! ... err ... es medio como imperdonable.
A nivel de la calle pues, es más que posible que las cosas sean como dicen algunos. Nosotros les tenemos ciertos celos; ustedes, cierta necesidad de autoridad sobre nosotros. A ambos nos duelen prendas; y han sido la hipocresía y la histeria social la que no nos han permitido tratar debidamente el caso. ¡Tenemos que volver a ser uno!, pero eso sí, siempre y cuando nosotros pongamos las condiciones ... :-)))))))))))
Corolario de Rafita.- Un argentino odia a un uruguayo hasta que lo sabe tal; un uruguayo ama a un argentino, hasta que descubre su condición.
Con respecto a los portugos, y si bien es relativamente verídica la versión referida a la afinidad histórica del P. Colorado con los brasucas [vide nota]; muy otro es mi parecer. Si fuéramos territorios feudales, nosotros seríamos una marca, un límite, un borde fronterizo entre el nosotros y el ellos. No nos dividen los ríos como el lenguaje; ellos todavía llevan espada, nosotros, facón nomás.
Nota.- Los batllistas de pura cepa, ortodoxos, colegialistas y principistas, eran batllistas antes que colorados. Sentían por Rivera y por Flores lo mismo que yo por algunos tatarabuelos chúcaros y criminales: el deber de ocultarlos hasta en los álbumes familiares.
¿Cuál es la Argentina que habita nuestro imaginario? ¡Varias!; pero salvo alguna muy ilustrada geógrafa, ninguna tiene que ver con el noroeste o Alto Perú. El litoral, la serranía cordobesa, la Pampa, Buenos Aires y ... pará de contar. A la Patagonia la concebimos más bien como extensión donde habita únicamente el horizonte, verbigracia, como un inmenso océano de pastos, como región de ultramar. Correntino, entrerriano, santafecino o misionero macho, da igual, pa' nosotros son como los orientales de allá, nuestros verdaderos hermanos, hijos todos de la gran ciudad.
En el fútbol se dirimen y repiten estas dicotomías pasionales. Yo quiero que ganen Verón, Mascherano, Carlitos, la Pulga, Edu o Rhul (mis amigos, mis hermanos); pero nunca jamás, que gane la Argentina como tal. Ustedes quieren que gane Uruguay, la provincia que todavía quieren como suya, pero fruncen el ceño si Forlán es elegido el mejor. De nuevo, aman al Uruguay, aunque no tanto a los uruguayos one by one (donde salen a relucir las ínfimas diferencias de estilo -Stimmung-), mientras que nosotros, amamos a los argentinos uno a uno (si somos igualitos), pero detestamos al país como tal y a quienes pretendan representarlo como si tuvieran ellos algo que nosotros no.
Es muy contradictorio el asunto. Coincidentia oppositorum mediante, y que me perdone el de Cusa, es hora de dejarse de joder y de hacerse analizar mediante terapia eficaz. Claro, no hay psicólogos pa' countries, así que va a haber que embromarse y tratar de hacer algo con lo que hay. Desde luego no es el Mercosur la idea que mejor me convoca ...
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