Si hay algo que parece no combinar son esas ideas: Borges y el Humor, si además le asociamos a Kodama, estamos en casi hasta una construcción oximorónica.
Así y todo, ese es el tópico de una reunión con que se festeja a Borges en unas jornadas que concluyeron el sábado 27 de agosto.
Cerró el encuentro Kodama.
Si a ustedes no les parece extraño a mi sí. A Borges lo tengo por ácido e irónico, pero nunca humorístico.
El humorismo hace uso de la comicidad, me cuesta bastante asociar a Borges con ese concepto, ni qué decir con la Kodama.
Tratar la fina ironía Borgeana con la comicidad o el humor, es una reducción antinatural.
Si le van a hacer un homenaje a Borges, que sea serio. Por ejemplo, que le den el Nobel posmortem.
Con razón hay tanta queja sobre la fundación Jorge Luis Borges que preside la Kodama, por portación de título de consorte.
Es claro que una esposa tiene derecho a administrar el legado de su esposo, e incluso a lucrar de él, pero las circunstancias de ese matrimonio no parece darle esos derechos, los derechos que se ganan persé, por alguna razón vemos a la Kodama como una mera oportunista que no hizo más que especular.
No sé si será así, pero estos inventos de Humor con Borges no me ayudan a pensar de otra manera.
Qué sé yo, después de todo me cuestiono otras cosas, por ejemplo el apoyo de instituciones que parecen serias, como el de la Facultad de Filosofía y Letras, aunque en franco prestigio cuestionado, pero también está el Centro Interdisciplinario de Literatura Hispanoamericana, o el Centro de Literatura de Mendoza.
Si vamos a hilar fino, pocas instituciones, mucho bombo, y después de todo lo que se escucha de la Facultad de filosofía y Letras, con cargos a dedo, y la corrupción en pleno.
Qué sé yo, lo de Borges y el humor, me parece tratamiento burdo, en manos de institución cuestionada.
No sé ustedes, pero yo, cuando veo centros de estudios asociados a la facultad de Filosofía y Letras, pienso que “arreglos” extraños, aunque creo que no debería decir Facultad de Filosofía y Letras, sino decana Ana María Zubieta, cuyo accionar delictivo es de conocimiento público y el que no sepa y se quiera enterar, basta colocar su nombre en el Google para enterarse.
Qué lástima, un grande como Borges en esas compañías.
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