El consumo ha disminuido drásticamente y para los turistas también se ha vuelto caro, de manera que en todas las actividades la situación parece crítica.
Mientras la disponibilidad de espacio para vivienda o construcción es escasa, los locales se están vaciando.
En puntos comerciales importantes de la ciudad, como en la calle Santa Fe o Florida, pueden verse espacios disponibles, cosa insólita aún en las peores épocas de crisis.
Los comerciantes y el mercado inmobiliario se han visto afectados profundamente con las trabas a la importación y el control de dólar, lo que ha provocado una fuerte desaceleración del consumo.
Respecto a los locales comerciales en los puntos de mucho tránsito, nunca se había visto una desocupación tan acentuada, ni siquiera con el advenimiento del sistema de shoppings que le quitó gran parte de los clientes a los locales de las calles.
El sector turismo ya comenzó a sufrir las consecuencias de la inflación y lo que desde hace un par de años se vivía como turismo inversor, que con la ventaja del cambio accedían a los negocios de bienes raíces, ha dejado de ser viable.
Los locales cerrados, que van en aumento, tienen que ver, por una parte con el cierre de la importación y por el otro con la baja del consumo debido a la traba con la moneda extranjera.
Es llamativo que negocios tradicionales estén cerrando sus puertas, sobre todo lo que se ubican en avenidas importantes como la Avenida Santa Fé.
Ello ocurre porque aunque las operatorias se realicen en pesos, pesificación, el costo del metro cuadrado se gestiona en dólares, con un costo de alrededor de 70 dólares el metro cuadrado y una imposibilidad de adquirir la moneda a un valor factible, y a un dólar Blue altísimo, los alquileres se vieron bruscamente proyectados al 30 % más de costo que antes de las trabas.
Cuando el mercado de departamentos o viviendas se encontraba prácticamente paralizado, los locales eran una inversión posible.
La pesificación no ha hecho más que generar un incremento del 30% aproximadamente sobre los costos de los alquileres, y de una semana a otra, los anuncios que afectan a la economía del consumo cambia la situación.
Además del inesperado incremento de alquileres debido a la virtual pesificación, hay una baja en el consumo. La incertidumbre hace que la gente cuide el dinero y ante la duda, prefiere no gastar.
Esta situación se trasladó a las inmobiliarias, que cuentan con exceso de locales y nada de viviendas para proveer al mercado, ya que los dueños de departamentos han preferido retirar sus propiedades de la venta y a lo sumo las ofrecen para alquiler, pero nuevamente entran en el círculo viscoso de no contar con clientela para ello tampoco.
Mientras los dueños insistan en trasladar a los precios de los alquileres la inflación no parece haber soluciones.
La situación no se muestra auspiciosa para la operatoria inmobiliaria en lo que va del año.