La energía que nos suele preocupar refiere a la energía que proviene de restos fósiles, el petróleo. En Argentina, además, estamos conscientes de que la energía eléctrica y gasífera está siendo provista y comprada por el estado a otros países, lo que incide directamente en el costo de la vivienda, además del mantenimiento.
Pero otro de los recursos importantes que inciden en ese costo, es el agua. La propiedad dentro de la geografía de la ciudad que tiene resuelta en forma segura y abundante, el agua, es la zona en la que es más difícil encontrar viviendas.
Aunque es la zona de edificios antiguos, es el mantenimiento, lo que en definitiva determina su futuro.
Contradictoriamente a lo que se indica, los edificios cercanos a fuentes de agua no solucionan el problema, sobre todo porque el entorno constructivo modela los excesos, es sabido que ciertas zonas de la ciudad tienen fama de no tener suficientes estrategias para desagotar el agua que proviene de la lluvia o zona de anegación, justamente porque las construcciones están cercanas a antiguos sistemas pluviales naturales, ríos, acequias, terreno rellenado o pantanoso ganado al río.
Sin embargo, además del agua en exceso, está la falta de agua, aquella que requiere de energía para ser colectada y procesos complejos para ser pasteurizada.
Por una lado los excesos trágicos, por el otro la falta igualmente negativa.
Ambas situaciones son el desafío de la nueva construcción, ya habíamos tratado en el artículo sobre Edificio del futuro la relación entre la polución, CO2, la electricidad, el saneamiento del entorno del edificio mediante techos verdes o jardines verticales, falta tener en cuenta el agua, pero no sólo para el saneamiento ambiental, sino para uso doméstico.
Según la OMS, la relación entre la salud y saneamiento de la población está directamente relacionada con el agua; la vivienda del futuro tiene que ofrecer garantías de medio ambiente saludable, no sólo provisto de la energía adecuada para su funcionamiento.
Ya se comentaron las experiencias de proveer energía por el entorno, como la instalación de WI FI en el entorno urbano, plazas, parques, o sistemas de ahorro de energía eléctrica, nos faltaba prestar atención al problema del agua.
Se sabe que los grandes glaciares, patrimonio de agua, presentan problemas debido al calentamiento global que provoca procesos de desertificación.
En la Universidad de Princeton, se inicia un interesante proyecto que propone colectar agua utilizando espacios públicos, como los estadios de futbol, para captar el agua de lluvia.
Esto haría acallar aquellas voces de crítica frente a las naciones que utilizan recursos para la construcción de estadios para juegos, cuando hay tantas necesidades de energía para la subsistencia doméstica.
Los estadios de futbol, presentan una geometría adecuada para este propósito, y se tiene en cuenta que el proceso no requiera el uso de mayor energía que otros modelos de reserva de agua, el factor geográfico es fundamental; mientras el costo del agua tiene que ver con la distancia de traslado, los estadios de futbol se encuentran imbricados en la geografía de la ciudad.
Entre otras cosas ofrece una infraestructura descentralizada que podría cubrir las necesidades del barrio en el que está construido, lo cual resultaría de alivio a la infraestructura de la ciudad.
Esta experimentación ya está en marcha, más exactamente en Africa, donde el problema del agua es siempre límite y se relaciona con la pobreza y las enfermedades.
Para la inmobiliaria Mazzei Propiedades, la tecnología está al servicio de solucionar los problemas de la vivienda del futuro, donde la energía, el medio ambiente, la situación geográfica particular están en el centro de atención.