Como se ha comentado antes, el caso de la pesificación de las deudas o cuotas inmobiliarias, no es más que un espejismo, ya que lo que se hace es transformar el valor de un billete en otro. Algunos inversores se han quejado de que esta transformación se realiza con el llamado dólar Blue, que en la presentes circunstancia se encuentra en crecimiento descontrolado.
De alguna manera, no se comprende el llamado “corralito verde”, que pone trabas a la compra de dólares, pero lo que se sabes es que no sólo no se venden propiedades, debido a que es incierto el precio, sino que los dueños de propiedades se resguardan y no colocan sus bienes a la venta.
El panorama cambiario, de este modo, incide directamente en la oferta inmobiliaria con que cuenta el mercado.
La crisis inmobiliaria por la retención de dólares, se traduce en una crisis por la retención de inmuebles.
El problema no es tanto las disponibilidades como la incertidumbre sobre el verdadero valor, tanto el que se recibe como el que se ofrece. Cuando el valor de la moneda de compra no cuenta con un valor referente estable, los problemas que se generan comienzan con el punto inicial en la estimación de la economía saneada de un país: el índice de la construcción.
En ese sentido, las inmobiliarias desarrolladoras destinan sus inversiones a nuevos emprendimientos, bajo un modelo de comercialización de Fideicomiso al costo, como uno de los instrumentos más idóneos de protección de inversión.
Las complicaciones al determinar el costo de un inmueble ha provocado una cantidad de operatorias paralelas en una suerte de regateo, como si los departamentos se trataran de un producto de almacén, para quien dispone del billete dólar, el precio es uno, para los que no, es otro.
Con el billete dólar en mano, el precio de un inmueble puede llegar a bajar hasta un 12%, situación impensable antes del cepo cambiario, cuando este tipo de operaciones no superaban al 7%.
Mientras en el año 2011 se disfrutó de un interesante momento de inversiones inmobiliarias debido a la inyección de moneda extranjera, retorno de las exportaciones, esa situación ha cambiado completamente.
El impuesto al campo, que en aquella ocasión mediante una pulseada contra el gobierno nacional impidió la reformulación de los impuestos a favor de pagar más en tanto más se exportaba, excedente que se volcó en inversiones inmobiliarias para regocijo del sector; este año se encuentra trabado con el control de la operatoria en dólares.
Este año, las inversiones con los ingresos del campo son, prácticamente, menos del 50%.
La situación, de propaga a todos los aspectos del aparato productivo que mueve la economía de un país. Esto incide sobre la construcción, y a su vez con la obtención de los permisos municipales para ello.
La situación no es sencilla y la mejor espera es la de la inversión en modelos más seguros, aunque sean a largo plazo como lo son las nuevas construcciones dentro el modelo de Fideicomisos al costo y en pesos.